¿Cómo se leen las medidas en 3 dimensiones?

¿Cómo se leen las medidas en 3D? Uf, pues… ¿cómo te lo explico? No es solo cuestión de números fríos, ¿sabes? Es como… imagínate una caja, ¿vale? El largo y el ancho, digamos que son la base, como la superficie que ocupa en la mesa. Fácil, ¿no? Pero luego viene el alto… y ahí cambia todo. Es lo que le da volumen, lo que lo hace… ¡real!

Piensa en una tarta. El largo y el ancho te dicen el tamaño de la base, pero la altura… ¡la altura es la que te dice cuántas porciones vas a tener! ¿A que sí? Recuerdo una vez que hice una tarta para el cumpleaños de mi sobrina. La base era enorme, ¡gigante! Pero me quedé corta con la altura y al final… ¡las porciones parecían obleas! Aprendí la lección a las malas: las tres dimensiones importan, y mucho.

Es como… bueno, es como si vieras una foto de un edificio. Ves el ancho, el largo, te haces una idea… pero no es lo mismo que estar ahí, ¿verdad? Falta la altura, esa sensación de inmensidad que te da cuando lo tienes delante. Es la tercera dimensión la que le da la… ¿cómo decirlo?… la “presencia”.

Dicen por ahí –no sé dónde lo leí, la verdad– que nuestro cerebro percibe el mundo en 3D gracias a la combinación de las imágenes de ambos ojos. Suena lógico, ¿no? Dos perspectivas para construir una realidad completa. Pues con las medidas es igual. Necesitas las tres para entender de verdad el objeto, para visualizarlo, para… ¡para que cobre vida en tu mente! Largo, ancho, alto… ninguna sobra. Cada una aporta su granito de arena, su… su magia, diría yo.