¿Cuál es la edad de la rebeldía?

¿La edad de la rebeldía? Uf, ¿quién no la ha vivido? Digamos que la pubertad, esos años entre los 12 y los 14, son el epicentro, ¿no? Es como si de repente te dieran un zarandeo y te dijeran: “¡Despierta! Ya no eres un niño”. Y claro, ¿cómo reaccionas? Pues a veces con una prepotencia que ni te la crees… y otras con un retraimiento que te dan ganas de desaparecer. Es una montaña rusa de emociones, la verdad.

Recuerdo a mi prima, tenía trece años y se teñía el pelo de colores imposibles. Su madre, pobre, casi se infarta. Pero era su manera de gritar, de decir: “¡Aquí estoy yo!”. ¿Y quién no ha sentido esa necesidad de autoafirmación? De marcar territorio, de diferenciarse, aunque sea pintándote el pelo de verde fosforito. Es como si de repente te dieras cuenta de que estás creciendo, de que necesitas tu propio espacio, tu propia identidad. Y a veces, la única forma de conseguirlo es rebelándote, ¿no te parece?

Es una etapa complicada, sí, llena de inseguridades. Te sientes vulnerable, como un polluelo que intenta volar por primera vez. Un día te crees el rey del mundo y al siguiente te quieres esconder debajo de las sábanas. Dicen que es una defensa, una forma de protegerte mientras te construyes a ti mismo. No sé si será verdad, pero lo que sí sé es que se pasa fatal… y a la vez es apasionante. Es como… ¿cómo decirlo? Como una explosión de vida dentro de ti. Un caos necesario, supongo. Leí por ahí que es la transición de la infancia a la independencia… Suena muy técnico, ¿verdad? Pero pensándolo bien, creo que tiene sentido. Es como si te estuvieras preparando para volar solo.

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