¿Cuáles son los tipos de muestreo?

¡Uf, el muestreo! ¡Menudo rollo, eh? A mí siempre me ha sonado a algo súper técnico y aburrido, la verdad. Pero bueno, intentando explicarlo a mi manera, porque a veces me lío un poco, hay como dos grandes familias, ¿no?

Por un lado, está el muestreo probabilístico. A ver, ¿cómo lo explico? Es como si cada persona o cosa que quieres estudiar tuviera un número para participar en una lotería, ¡y todos tienen chance de ser elegidos! Es decir, la probabilidad de que te toque es conocida, se puede calcular. Suena bastante justo, ¿no creéis? Me da cierta tranquilidad saber que, al menos en teoría, no hay trampa ni cartón.

Y luego está el otro tipo, el no probabilístico. Aquí, la cosa se pone… digamos, más “artesanal”. Ya no es tan de sorteo. Aquí, el investigador, ¡o sea, tú!, decide un poco más a quién incluir en el estudio. A lo mejor, porque te interesa entrevistar a personas con una experiencia particular, o porque simplemente es más fácil acceder a cierto grupo. No sé, me acuerdo una vez, cuando estaba en la universidad, que teníamos que hacer una encuesta sobre hábitos de lectura y… ¡terminamos preguntando solo a nuestros amigos! ¿Eso es lo más científico? Pues no. Pero era lo que teníamos a mano.

Es que, al final, dependiendo de cómo eliges la muestra, los resultados pueden ser completamente distintos. Y eso, la verdad, me da un poco de yuyu, ¿no? ¿Será que lo que estamos midiendo realmente refleja la realidad, o es solo un espejismo creado por nuestra forma de elegir a quién preguntarle? Es para pensárselo, ¿no os parece?