¿Qué conector lógico es entonces?

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¡Ay, qué lío con los conectores! Para mí, entonces es un comodín emocional, la verdad. No solo indica posterioridad en el tiempo, como dicen, sino que también carga una sensación de consecuencia o resultado. Es como decir: Pasó esto, entonces pasó aquello, y por eso.... Tiene un peso narrativo que va más allá de la simple cronología; marca un antes y un después con carga emocional. Es mucho más que un simple conector temporal.

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¡Entonces, qué entonces! Descifrando el comodín de la conjunción

¡Ay, qué lío con los conectores! Siempre me ha parecido que “entonces” es un caso aparte, un verdadero comodín en el mundo de la gramática. Los manuales dicen que indica posterioridad en el tiempo, que simplemente enlaza dos eventos en secuencia temporal: “Llovió, entonces me mojé.” Sí, vale, eso lo entiendo. Pero la realidad, como suele pasar, es mucho más rica y compleja. Para mí, “entonces” es mucho más que una simple marca temporal; es un conector con carga emocional, un pequeño puente narrativo que va más allá de la fría sucesión de hechos.

Piensen en esto: ¿”Llovió, entonces me mojé” transmite la misma sensación que “Me esforcé mucho en el examen, entonces saqué una A”? No, ¿verdad? En el primer caso, la relación es casi mecánica, causa-efecto obvio. En el segundo, “entonces” carga un peso adicional de alivio, satisfacción, incluso un toque de orgullo. Ese “entonces” no solo indica posterioridad, sino que resuena con la satisfacción del esfuerzo recompensado. Hay un antes (el esfuerzo) y un después (la recompensa) unidos por un sentimiento de culminación.

La Real Academia Española (RAE) define “entonces” como adverbio de tiempo, indicando “en ese tiempo” o “en ese momento”. Pero ignora, a mi parecer, su sutil pero poderosa capacidad para expresar consecuencia o inferencia. Es como un “por lo tanto” suave, menos formal, más integrado en el flujo de la narración. Consideremos otro ejemplo: “Estaba muy cansado, entonces decidí acostarme.” Aquí, “entonces” no solo marca una sucesión temporal, sino también la consecuencia lógica de la fatiga. Es una decisión tomada a raíz de una situación previa.

Incluso, “entonces” puede adquirir matices argumentativos, introduciendo una conclusión o una deducción. “Todas las pruebas apuntan a él, entonces es el culpable.” Aquí, “entonces” funciona casi como un “por consiguiente” o un “luego”, estableciendo una relación de causa-efecto más compleja que una simple secuencia cronológica. Su uso aquí implica un proceso de razonamiento previo, una inferencia que el lector o interlocutor debe seguir.

En resumen, mientras que la gramática formal reduce “entonces” a una función temporal, su uso real en la lengua hablada y escrita es mucho más amplio y matizado. Es un conector versátil, adaptable a diferentes contextos, capaz de expresar no solo sucesión temporal sino también consecuencia, inferencia, e incluso carga emocional. Para mí, es mucho más que un simple adverbio; es una herramienta narrativa poderosa, capaz de aportar sutileza y profundidad a nuestras expresiones. Y eso, amigos, es algo que merece ser valorado y estudiado con más detenimiento que la simple definición de la RAE.