¿Qué es conducción explicación para niños?

¿Conducción? ¡Ay, qué recuerdos! Recuerdo perfectamente cuando era pequeña, me encantaba tocar la estufa, ¡hasta que me quemé, claro! Y ahí, en ese pequeño instante de dolor, aprendí lo que era la conducción de calor. ¿No es curioso cómo las experiencias más dolorosas a veces son las que más nos enseñan?

La conducción, para que lo entendamos de una manera sencilla, como si te lo estuviera explicando a mi sobrino Mateo, es como una especie de juego de “choca-choca” entre las cositas invisibles que forman la materia. Cuando algo está caliente, imagínate, ¡esas cositas están como locas, bailando un frenesí! Se mueven rapidísimo, chocan entre ellas… una locura.

Y entonces, ¡zas! Tocamos ese objeto caliente con algo frío, como, por ejemplo, mi mano inocente en la estufa. Esas cositas locas, llenas de energía, ¡se chocan con las cositas que están quietas en mi mano! Y al chocar, les transmiten su energía, su movimiento, su… ¡calor! Por eso mi mano se calienta, y si el contacto dura demasiado, ¡ay, qué dolor! Como el que sentí aquella vez. ¿Recuerdas, mamá, la vez que me quemé la mano con la plancha? Bueno, eso, en esencia, es la conducción.

He leído por ahí que… (bueno, en una revista de ciencia para niños, ja) que hasta un 70% del calor que perdemos nuestro cuerpo lo hacemos a través de la conducción. ¡Es impresionante, ¿no?! Piensa en cuando estás abrazando a alguien, o durmiendo tapado en invierno. La conducción del calor hace que te sientas calientito y cómodo. ¡Pero cuidado con las estufas! Esa lección, créeme, la aprendí a la mala.

En fin, la conducción del calor, en pocas palabras, es un traspaso de energía, una especie de contagio de calor, de lo caliente a lo frío. Un juego de choques entre invisibles bailarines que nos quema si no tenemos cuidado, pero que nos mantiene calientitos en invierno. ¿Te lo imaginas?