¿Qué es el enfoque y para qué sirve?

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El enfoque define la base teórica del método de enseñanza. Determina los objetivos, organiza las actividades de aprendizaje, define los roles de alumnos y profesores, y la selección de materiales didácticos. Sirve para dar coherencia y dirección al proceso educativo.

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Vale, a ver, ¿qué es esto del enfoque, no? A mí me suena a algo importante, algo que te ayuda a no perderte en la vida, pero… ¿en la enseñanza? Bueno, al parecer sí.

Básicamente, por lo que entiendo, el enfoque es como el “esqueleto” de cómo vas a enseñar algo. Es la teoría que está detrás, lo que piensas que es importante y cómo crees que la gente aprende mejor. ¿Alguna vez has visto a alguien enseñar algo de una forma que te parece completamente inútil? Seguramente es porque su enfoque (o la falta de él) no encaja contigo.

Dice aquí que determina los objetivos, ¿verdad? Como si dijeras: “Vale, ¿qué quiero que los alumnos se lleven de esto?” ¿Es solo memorizar fechas, o quiero que entiendan por qué pasó algo? Es una gran diferencia, ¿no crees?

Y luego lo de organizar las actividades… Ah, ahí es donde se pone interesante. ¿Les voy a poner a leer un libro aburrido o vamos a montar un debate apasionante? ¿Vamos a hacer experimentos prácticos o solo a escuchar una conferencia? A mí, la verdad, me aburren las clases donde solo escuchas. Recuerdo en la universidad, una clase de historia del arte… ¡Madre mía! Dos horas seguidas de diapositivas… ¡Me dormía! Ojalá el profesor hubiera tenido un enfoque más…dinámico, ¿no?

Los roles de alumnos y profesores… eso también es clave. ¿El profesor es un sabelotodo que vomita información o es un guía que te ayuda a descubrir las cosas por ti mismo? Yo siempre he preferido los segundos. Tuve una profesora de literatura en el instituto, la Señorita Elena, que nunca nos decía qué pensar de un libro. Nos hacía preguntas, nos hacía conectar la historia con nuestras propias vidas… ¡Aprendí mucho más de ella que de cualquier libro de texto! Creo que eso era parte de su “enfoque,” quizás.

Y, claro, la selección de materiales. ¿Usamos libros de texto antiguos y aburridos o buscamos recursos online interesantes y vídeos que enganchen? O incluso… ¿creamos nuestros propios materiales? A veces lo más simple es lo mejor, ¿no?

Pero, al final, ¿para qué sirve todo esto? Bueno, aquí dice que “para dar coherencia y dirección al proceso educativo.” Y sí, tiene sentido. Si no tienes un enfoque claro, vas dando bandazos, la clase es un caos y los alumnos no saben ni dónde están. Es como intentar cocinar una receta sin tener la lista de ingredientes. ¡Seguro que algo sale mal!

Así que, resumiendo, el enfoque es la brújula, el mapa y la receta, todo en uno. Te ayuda a saber a dónde vas, cómo llegar y qué necesitas para el viaje. Y sin él… bueno, te arriesgas a perderte por el camino. ¿No te parece una buena analogía? A mí sí.