¿Qué es energía y para qué sirve?

¿Qué es la energía, de verdad? A veces me pregunto eso mismo, ¿sabes? Como si fuera algo tan obvio, y sin embargo… ¡cuánto misterio encierra! Para mí, la energía es… uf, difícil de definir. Es como esa fuerza invisible que mueve todo, ¿no? Ese empuje que hace que el sol brille, que el viento sople, que yo pueda levantar esta taza de café, llena hasta el borde, que por cierto, está ya fría… ¡qué desastre!

La definición técnica, claro, es que es la capacidad de producir un cambio. Sí, sí, lo he leído en libros, pero es que… ¡es tan abstracto! Es como decir que el amor es una emoción, ¡todos lo sabemos, pero cómo lo explicas! Sirve para… bueno, para todo. Para mover cosas, sí, como cuando mi hijo pequeño, con su energía desbordante, corre por la casa como un pequeño terremoto. O para cambiar temperaturas, como cuando en invierno, acurrucada en el sofá con una manta enorme, siento ese delicioso calor del radiador que me reconforta. O para generar ondas, ¿te acuerdas de ese concierto increíble que vimos? ¡La energía del público era palpable!

Recuerdo una vez, hace años, cuando estaba intentando arreglar el grifo del baño, que goteaba sin parar. Era una batalla contra esa falta de energía, o mejor dicho, contra la pérdida de energía en forma de agua, ¡un derroche terrible! Al final, tras horas de lucha, lo arreglé. Sentí una satisfacción inmensa, como si hubiera canalizado toda mi energía, mi fuerza interior para domar ese grifo rebelde.

En fin, que la energía es esencial para cualquier proceso de transformación, dicen los expertos. Y tienen razón, si te paras a pensarlo… ¡Hasta para escribir este texto estoy usando energía! Incluso ahora mismo, pensando en lo mucho que influye la energía en nuestra vida, me abruma un poco… Quizá es demasiado; o quizá, no es suficiente. ¿Quién sabe? La energía… un enigma hermoso y fascinante.