¿Qué función desempeña la amilasa y la pepsina?

Uf, la digestión… ¡menudo tema! ¿Te has parado a pensar alguna vez en todo el trabajo que ocurre ahí dentro después de, digamos, un buen plato de pasta? Yo sí, y la verdad es que es fascinante.

La amilasa, por ejemplo… ¡pobrecita! Le toca lidiar con todos esos carbohidratos, esos largos y complejos espaguetis… ¡Tiene que romperlos, desmenuzarlos en azúcares más simples! Es como… ¿cómo lo diría? Como si desmontara un Lego gigante, pieza por pieza, para que nuestro cuerpo pueda absorberlo.

Y luego… bueno, aquí la explicación que me dieron hablaba de lipasa y tripsina, pero creo que se han liado un poco. ¿O soy yo la que se lía? 🤔 En fin, la cosa es que quien se encarga de las proteínas, de esa carne con tomate que acompaña la pasta, es la pepsina. ¡Ataca a las proteínas, las deshace en aminoácidos! Es un curro duro, ¿verdad? Pero alguien tiene que hacerlo. Si no, ¿de dónde íbamos a sacar los ladrillos para construir nuestros músculos, nuestra piel, todo?

Recuerdo una vez que comí… uf, no sé, ¿un kilo de macarrones? Me sentía pesadísima. Ahora entiendo que la pobre amilasa estaba ahí, a tope, trabajando horas extras. Y la pepsina con la salsa boloñesa… ¡menudo festín para ella! Es increíble cómo funciona nuestro cuerpo, ¿no crees? A veces no le damos la importancia que tiene. Deberíamos ser más conscientes de todo ese trabajo silencioso, de todas esas pequeñas “obreras” como la amilasa y la pepsina, que se encargan de que sigamos funcionando. Si no fuera por ellas… bueno, mejor no pensarlo.

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