¿Qué parte del cerebro usas cuando lees?

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Durante la lectura, predomina el uso del hemisferio izquierdo del cerebro, responsable del procesamiento del lenguaje y la comprensión lectora.

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Más Allá del Hemisferio Izquierdo: La Orquesta Cerebral de la Lectura

La creencia popular simplifica la lectura al ubicarla exclusivamente en el hemisferio izquierdo del cerebro. Si bien es cierto que esta área juega un papel fundamental, reducir la experiencia lectora a una sola zona cerebral es una simplificación excesiva, ignorando la intrincada red neuronal que se activa durante este proceso cognitivo complejo. Afirmar que “predomina el uso del hemisferio izquierdo” es cierto en un sentido general, pero carece de la riqueza y la precisión que merece la neurociencia de la lectura.

El hemisferio izquierdo, en efecto, es el principal responsable del procesamiento fonológico (la decodificación de los sonidos del lenguaje), el acceso léxico (la recuperación de las palabras de nuestra memoria), y la comprensión sintáctica y semántica (el orden de las palabras y el significado de las frases, respectivamente). Es aquí donde se realiza el “trabajo pesado” de descifrar los símbolos escritos y atribuirles un significado comprensible. Áreas específicas como el giro angular y el giro supramarginal, situados en el lóbulo parietal izquierdo, son cruciales para integrar la información visual de las letras con su significado.

Sin embargo, la lectura no es un acto aislado. Imaginemos la lectura de una novela apasionante: la narrativa despierta emociones, evoca imágenes visuales, e incluso puede generar respuestas físicas, como un aumento del ritmo cardíaco. ¿Dónde ocurre esto?

El hemisferio derecho entra en juego de manera significativa, contribuyendo a la comprensión del contexto, la inferencia, la interpretación de las emociones expresadas en el texto, y la apreciación del significado figurativo y metafórico. Por ejemplo, entender el sarcasmo o la ironía exige la activación del hemisferio derecho, que se encarga del procesamiento holístico y contextual. Si leemos una descripción vívida de un paisaje, el hemisferio derecho ayudará a construir esa imagen mental. Incluso el tono emocional de la lectura se procesa en mayor medida en el hemisferio derecho, influyendo en nuestra respuesta afectiva al texto.

Además, la lectura implica el lóbulo frontal, responsable de funciones ejecutivas como la atención, la memoria de trabajo y la planificación. Mantener la concentración, seguir el hilo argumental y comprender la estructura global del texto requieren la activa participación de esta área cerebral.

Por lo tanto, la lectura es un proceso complejo que involucra una intrincada red de comunicación entre diferentes regiones cerebrales, ambos hemisferios trabajando en sincronía y complementándose para dar sentido a las palabras en la página. Decir que solo se usa el hemisferio izquierdo es como afirmar que una orquesta solo utiliza los violines: es una simplificación que ignora la contribución esencial de todos los demás instrumentos para crear una experiencia musical completa y rica. La lectura, de igual manera, es una sinfonía cerebral, donde cada región contribuye a la creación de un significado profundo y significativo.