¿Qué quehaceres puede hacer un niño de 7 años?

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Un niño de 7 años puede: tender su cama, poner/quitar la mesa, ayudar en el jardín (quitar malas hierbas, rastrillar), preparar su almuerzo escolar (con supervisión), quitar el polvo, guardar juguetes, ordenar estanterías, poner ropa sucia en el cesto y alimentar a las mascotas.

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¿Qué puede hacer un niño de siete años? ¡Ay, qué pregunta! Me trae recuerdos, la verdad. Recuerdo a mi sobrino, Santi, a esa edad, un torbellino de energía, pero con una voluntad de hierro… o eso parecía. Pensar en él, con sus siete años, me hace sonreír. ¿Qué tareas podía hacer? Bueno, la cama, sí, aunque a veces parecía más una lucha de sumo contra las sábanas que una tarea doméstica. ¡Menuda batalla!

Tender la cama, poner la mesa… ¡eso sí que lo hacía con orgullo! Le encantaba ayudar, sobre todo si había alguna galleta de por medio como recompensa, claro. Recuerdo una vez que se encargó de quitar las malas hierbas del jardín… y ¡casi se lleva por delante la planta de tomates de mi abuela! Casi me da un infarto, la verdad. Pero bueno, aprendió la lección, con mucho amor y paciencia, por supuesto. Preparar su almuerzo… con supervisión, eso sí. Jamás lo dejaría solo con un cuchillo, ¡ni de broma! Aunque era capaz de untarse el bocadillo con una maestría que a veces me dejaba asombrada.

Quitar el polvo… bueno, digamos que la definición de “quitar el polvo” era algo… flexible en su caso. Más bien parecía que lo estaba esparciendo por toda la habitación, ¡un auténtico huracán de polvo! Pero, con paciencia, aprendió. Guardar los juguetes, ordenar las estanterías… eso sí, a su manera. Un orden que solo él entendía, ¡claro! Y poner la ropa sucia en el cesto… ¿cuántas veces tuve que recoger calcetines perdidos por la casa? ¡Un sinfín! Ah, y alimentar a las mascotas… ¡eso era lo que más le gustaba! Con su perrita Luna, era una ternura.

En fin, un niño de siete años puede hacer muchísimas cosas, aunque a veces parezca un caos. La clave está en la paciencia, el amor y en adaptar las tareas a sus posibilidades, ¿no crees? A veces, los resultados no son perfectos, pero el esfuerzo y la voluntad de ayudar… eso no tiene precio. Y eso, para mí, es lo más importante.

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