¿Qué verbos se utilizan para plantear propósitos argumentales?

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Para argumentar, se emplean verbos que denotan análisis como clasificar, comparar, contrastar, o que muestren desarrollo de ideas: explicar, ilustrar, interpretar; y otros que apuntan a una conclusión, como concluir o identificar. Su uso varía según el objetivo argumentativo específico.

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Más Allá de “Decir”: Verbos para Tejer una Argumentación Sólida

La argumentación efectiva trasciende la simple exposición de ideas. No se trata solo de decir algo, sino de demostrar algo con contundencia. Para lograr esto, la elección de los verbos es crucial. Estos no son meros conectores gramaticales; son herramientas que moldean la estructura y la persuasividad de nuestro argumento. Mientras que verbos genéricos como “decir” o “explicar” pueden funcionar, emplear un léxico más preciso refuerza la credibilidad y el impacto del mensaje.

Superar la vaguedad y alcanzar la precisión argumentativa requiere una selección consciente de verbos que reflejen la naturaleza específica del razonamiento. Podemos categorizarlos según la fase del argumento en la que se emplean:

1. Verbos para el Análisis y la Presentación de Evidencia: Esta etapa se centra en la disección del tema, ofreciendo al lector la base sobre la cual se construirá la argumentación. Aquí destacan verbos que implican:

  • Clasificación y categorización: Clasificar, categorizar, ordenar, agrupar, diferenciar, segmentar. Estos verbos son esenciales cuando se organizan datos o ideas en categorías para facilitar la comprensión y el análisis. Por ejemplo, “Clasificamos las causas de la inflación en dos grupos: estructurales y coyunturales“.

  • Comparación y contraste: Comparar, contrastar, diferenciar, oponer, semejar, relacionar. Estos verbos permiten mostrar similitudes y diferencias entre conceptos, permitiendo al lector comprender las sutilezas del argumento. Ejemplo: “Comparando ambos modelos económicos, observamos que…“.

  • Desarrollo y ejemplificación: Ilustrar, ejemplificar, exponer, desarrollar, detallar, presentar. Se utilizan para proporcionar ejemplos concretos que respalden las afirmaciones realizadas. “Ilustramos la tesis con el siguiente ejemplo…“.

2. Verbos para la Interpretación y el Desarrollo de Ideas: Una vez presentada la evidencia, se necesita interpretarla y conectar los puntos. Aquí entran en juego verbos que:

  • Explican y analizan: Explicar, analizar, interpretar, descomponer, desentrañar, revelar. Estos verbos son fundamentales para mostrar cómo la evidencia respalda la tesis. “Analizando los datos, podemos interpretar que…“.

  • Argumentan y deducen: Inferir, deducir, proponer, postular, argumentar, sostener. Estos verbos muestran el proceso lógico que lleva a la conclusión. “Podemos inferir, a partir de la evidencia presentada, que…“.

3. Verbos para la Conclusión y la Síntesis: Finalmente, es crucial sintetizar los puntos clave y presentar la conclusión de forma clara y concisa. Para ello, se emplean verbos que:

  • Concluyen y resumen: Concluir, resumir, sintetizar, determinar, establecer, identificar. Estos verbos marcan el cierre del argumento y refuerzan la tesis principal. “Concluimos que…“.

  • Proponen y recomiendan: Proponer, recomendar, sugerir, plantean. Estos verbos pueden ser útiles si el objetivo es proponer soluciones o acciones futuras. “Se recomienda que…“.

La selección precisa de estos verbos no solo mejora la claridad y la estructura del argumento, sino que también transmite confianza y autoridad al escritor. Es importante evitar la repetición excesiva y optar por la variedad léxica para mantener al lector enganchado y evitar la monotonía. La clave reside en elegir el verbo que mejor refleje la acción específica que se está realizando en cada etapa del argumento.