¿Qué quieren decir con ocupación?

¿Qué quieren decir con ocupación? Ay, esa palabra… me suena a tanto, ¿sabes? A veces me pregunto, ¿qué es realmente estar ocupado? ¿Es solo llenar el tiempo con tareas, como si fuera un vaso que hay que rellenar hasta el borde? No creo que sea tan simple.

Ocupación… Para mí, la palabra evoca imágenes muy distintas. Recuerdo una época, hace años, cuando trabajaba como camarera. Doce horas diarias, pies hinchados, la cabeza a punto de explotar de tanto pedido… ¡ah, qué ocupación! Eso sí que era estar ocupado, hasta el agotamiento. Cada segundo contaba, cada plato, cada sonrisa forzada, era un clavo más en la cruz de mi jornada.

Pero también recuerdo otras ocupaciones, mucho más plenas. Como cuando pasé un verano entero pintando mi piso, con las manos llenas de pintura, la música a todo volumen y el olor a disolvente flotando en el aire. Eso también era estar ocupado, sí, pero de una forma… diferente, más creativa, más mía. O cuando me he pasado días enteros leyendo un libro, perdida en otra realidad, olvidándome del mundo exterior. ¿Eso es ocupación también? Quizá, pero una ocupación que me alimentaba el alma. ¿Es que solo lo que “produce” es ocupación?

Dicen que la gente está ocupada, ¿verdad? Veo a muchos así, corriendo de un lado a otro, con la agenda a reventar… A veces me pregunto si toda esa “ocupación” les da realmente la satisfacción que buscan. Se dice que el 70% de los trabajadores españoles sienten que están sobrecargados… ¡un montón! Yo misma lo he sentido. Y claro, si tu “ocupación” se convierte en una prisión de obligaciones, ¿de qué sirve?

Entonces, ¿qué es la ocupación? Supongo que es un término relativo, que depende de cada persona, de sus circunstancias, de sus valores. Es una palabra que se llena de significado según el contexto… una palabra que, para mí, ya no es solo una definición de diccionario, sino una reflexión sobre cómo usamos nuestro tiempo, y sobre qué nos hace realmente sentir vivos.

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