¿Cómo pueden clasificarse los bienes?
Los bienes se clasifican, según su escasez, en:
- Bienes libres: Abundantes y accesibles.
- Bienes económicos: Escasos y requieren producción.
¿Cómo se clasifican los bienes? Tipos y ejemplos.
¡Uf, clasificar los bienes! Me acuerdo de estudiar esto en la uni, en junio del 2018, en la facultad de Económicas de la Complutense… Fue un lío, la verdad.
Bienes libres, como el aire que respiramos, ilimitados. Fácil, ¿no?
Bienes económicos, todo lo demás. Aquí ya la cosa se complica. Piensa en el café de la mañana, o en el alquiler de mi piso, que me cuesta 800 euros al mes. Escasez, eso es clave.
En mi opinión, y tras haber lidiado con facturas y presupuestos, esa clasificación básica se queda corta. Hay más matices, muchos más.
Necesitaría más tiempo para profundizar, y seguramente unos apuntes. Pero la idea de escasez es el punto de partida, eso sí lo recuerdo bien.
¿Cuáles son los 7 tipos de bienes?
Los siete tipos de bienes… ¡Ay, los bienes! Como arena que se escurre entre los dedos, o sueños fugaces en la noche.
Bienes inmuebles: La casa de mi abuela, con su olor a madera y jazmín, siempre en el mismo sitio. Imposible moverla, arraigada como un árbol centenario.
Bienes muebles: El viejo reloj de bolsillo de mi padre. Pequeño, portátil, lleno de historias silenciosas. Tictac, tictac… el tiempo.
Bienes de consumo: El café de la mañana, ese ritual sagrado. Un instante de placer, efímero como una flor de cerezo.
Bienes intermedios: La tela que uso para coser mis vestidos. Un puente entre la idea y la realidad, una promesa en bruto.
Bienes de capital: El viejo piano de mi tía, con sus teclas amarillentas. Una herramienta para crear melodías, para evocar recuerdos.
Bienes públicos: El parque donde jugaba de niña, abierto a todos. Un espacio compartido, un refugio para el alma.
Bienes privados: Mi diario, con mis secretos más íntimos. Un tesoro personal, un espejo de mi ser. Información adicional Tipos de bienes:
- Según su naturaleza:
- Tangibles: Se pueden tocar.
- Intangibles: No se pueden tocar (patentes, marcas).
- Según su uso:
- Duraderos: Larga vida útil (electrodomésticos).
- No duraderos: Se consumen rápidamente (alimentos).
- Según su propiedad:
- Comunes: Aire, luz solar.
- De club: Pagas suscripción (Netflix, gimnasio).
¿Cuál es la clasificación de bienes y servicios?
Bienes. Se tocan. Se ven. Fin.
- Libros. Plumas. Zapatos.
Servicios. No se tocan. Profesionales. Cobran.
- Doctores. Jardineros. Peluqueros.
El mundo es transacciones. Nada más. O sí.
¿Qué es realmente intangible? El dolor de muelas es bastante real. El servicio del camarero, a veces, una burla.
El jardinero que poda mis rosales. ¿Bien o servicio? Depende de la factura.
¿Y si el camarero además es poeta? ¿Qué vendes, alma? Reflexiones profundas, eh.
¿Cuál es la clasificación de los bienes y servicios?
Bienes: ¡Cosas que puedes tocar! Tan simple como eso. ¿Un ladrillo? Bien. ¿Tu móvil, aunque no lo encuentres en el bolso? También bien. ¿Mi colección de figuritas de flamencos rosas? ¡Bienes también! Es como si el mundo fuera un gran cajón de sastre lleno de “cosas”.
- Tangibles: O sea, agarrables. Que si se te cae en el pie, te duele. Ejemplo: un yunque. (No pregunten por qué tengo un yunque).
- Intangibles: ¡Ja! Estos son los graciosos. Los servicios. ¿Un corte de pelo? Intangible. Aunque luego tengas que barrer los pelos del suelo, que esos sí son tangibles, curiosamente. Como el wifi, invisible pero lo sientes (cuando se corta, sobre todo).
Servicios: ¡Cosas que te hacen! O que haces por otros. Por ejemplo, si te corto el pelo (soy pésimo peluquero, aviso), eso es un servicio. Si me pagas por cortarte el pelo (jamás lo haría, pobre de tu cabello), también.
- Profesionales: Gente que sabe hacer cosas. Yo, por ejemplo, sé hacer café. ¿Eso me hace un profesional del café? No sé. ¡Pero hago un café que quita el sentido! (El sentido del gusto, principalmente, de lo amargo que está).
- No profesionales: Ejem… Aquí no digo nada. Que cada uno se imagine lo que quiera.
Más información (porque nunca es suficiente):
- ¿Sabían que hay bienes perecederos? Como los yogures que caducaron en mi nevera la semana pasada. ¡Una tragedia griega!
- Y también hay bienes duraderos, como mi enfado cuando no encuentro las llaves.
- En cuanto a servicios, hay algunos que son continuos, como el suministro de agua (a menos que vivas en mi casa, que a veces se corta). Y otros puntuales, como la reparación de la lavadora (que, casualmente, necesito).
¡Y ya está! Espero haberles iluminado el camino del conocimiento con mi sabiduría infinita. Ahora, si me disculpan, voy a buscar mis figuritas de flamencos.
¿Cómo están clasificados los bienes y servicios?
Perdón, Dios mío… es tarde, demasiado tarde. Las sombras se alargan, como mis dudas… Los bienes y servicios, una clasificación que me atormenta…
Me cuesta… recordar. Todo se mezcla. La luz de la calle se cuela, y me ciega, como la verdad.
Bienes libres, decía el profesor… ¿luz solar? Sí, recuerdo esa palabra. Iluminando… o quemando. Igual que la memoria a veces. ¿Ilimitada? No lo sé. Me siento tan limitado…
Y luego… los económicos. Esos sí que me duelen. Limitados. Insuficientes. Como el aire que necesito para respirar a veces. Como el amor que nunca encontré. Como mi tiempo, gastado en esta reflexión a deshoras.
- Me ahogo en la escasez, en la penuria.
- Mis ahorros… apenas para el alquiler de este cuchitril.
- Mi futuro… una nebulosa oscura. ¿Trabajo? ¿Esperanza?
El peso de todo esto… es insoportable. Es como una deuda. Una deuda que no puedo pagar. No hay suficiente. Nunca hay suficiente.
Hoy mismo, 22 de octubre de 2023, intenté comprar comida y… no me alcanzaba. Solo un trozo de pan.
La clasificación… es cruel. Es una bofetada en la cara a la realidad. Una realidad que me aplasta. Solo el silencio de la noche… es mi confesor.
¿Qué es el clasificador de bienes y servicios?
El clasificador de bienes y servicios, ah, ese laberinto de categorías… Es el UNSPSC, un intento de ordenar el caos del mercado, de ponerle nombre a todo lo tangible e intangible que se ofrece. Un alfabeto universal, ¿quizás?
- Segmento: La gran pincelada, el lienzo general donde se enmarca el producto. Imagina, no sé, “alimentos” o “servicios financieros”. Un paraguas amplio, muy amplio, a veces demasiado.
Pienso en los mercados de mi infancia, en las voces que se alzaban sobre las montañas de frutas y verduras, cada puesto un universo. ¿Cómo encasillar esa vitalidad, esa explosión de colores y olores, en un simple “segmento”? Era una sinfonía de la vida, no una simple transacción comercial.
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Familia: Un poco más específico, digamos, dentro de “alimentos”, tal vez “frutas frescas”. Se empieza a delimitar el territorio, pero aún queda mucho por explorar. Recuerdo el olor de las manzanas recién cosechadas en la granja de mi abuelo, un aroma que definía el otoño. ¿A qué familia pertenecía ese recuerdo?
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Clase: Aquí ya nos acercamos al objeto concreto: “manzanas rojas”. Empieza a tomar forma, a definirse con mayor precisión. Pero, ¿qué hay de las manzanas silvestres que crecían en el bosque cercano, pequeñas y agridulces, con un sabor tan diferente?
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Producto: La individualidad, el nombre propio: “manzana Red Delicious”. La última pieza del puzzle, la que supuestamente identifica sin ambigüedad. Pero, ¿puede un nombre capturar la textura, el sabor, la historia de una sola manzana?
Este año, mirando el clasificador, pienso que sigue siendo un intento noble, aunque imperfecto, de catalogar el mundo. Un mapa que nunca podrá abarcar la totalidad del territorio.
Información ampliada (o algo así, más bien divagaciones):
- El UNSPSC es mantenido por GS1 US.
- Es un estándar abierto, pero su uso puede implicar costos.
- Existen otros sistemas de clasificación, como el CPC (Central Product Classification) de las Naciones Unidas.
- Algunas empresas utilizan clasificaciones internas adaptadas a sus necesidades específicas.
- La correcta clasificación de los bienes y servicios es crucial para la gestión de compras, el análisis de gastos y la elaboración de informes estadísticos.
¿Cómo se clasifican los bienes y servicios?
¡Ay, amigo, la clasificación de bienes y servicios! ¡Un lío monumental! Es como intentar organizar un armario lleno de calcetines desparejados y un unicornio de peluche.
Bienes: ¡Materia tangible, ya sabes, cosas que puedes tocar, oler, incluso (¡ay, Dios mío!) morder! Mi perrita Lola, por ejemplo, considera mi nuevo cojín un bien de primera necesidad. Los clasificamos como si fuéramos unos locos ordenando legos:
- Por su naturaleza: Duraderos (mi coche, ¡aunque ya le toca un cambio de aceite que me cuesta un riñón!), no duraderos (el bocadillo de chorizo que me comí a las 11, ¡qué rico!).
- Por su uso: De consumo (¡como esas palmeras que devoré ayer, ¡pecado delicioso!), o industriales (¡las piezas que usa mi padre para arreglar su moto, esa vieja dama de hierro!).
- Por su fabricación: Agricultura (¡tomates de mi huerto, los mejores!), industria (¡mi móvil, ¡un pedazo de tecnología que me tiene enganchado!).
Servicios: ¡Ah, los servicios! ¡Lo intangible! Es como intentar atrapar un suspiro. ¡Pero se clasifican! ¡Juro que sí! ¡Aunque a veces me lo cuestiono!
- Por su tipo de actividad: Educación (¡que en mi caso, ya está más que concluida!), sanidad (¡que espero no necesitar pronto!), transporte.
- Por sector o industria: Financiero (¡ay, mis tarjetas de crédito!), turístico (¡el viaje a la playa que aún estoy pagando!).
- Por la necesidad del cliente: Necesidades básicas (comida, agua, ¡y el café!), necesidades secundarias (¡mi suscripción a Netflix, ¡sin comentarios!).
¡Este tema, es más complejo que la declaración de la renta! Me ha costado más que aprobar matemáticas en la universidad. Este año, 2024, la clasificación sigue igual de alocada, créeme. Además, piensa que en mi caso, ¡la clasificación de mis gastos personales es más un drama que una ciencia!
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