¿Cómo se llama el trastorno de querer gastar dinero?
El miedo irracional a gastar dinero se conoce como crometofobia. Va más allá de la simple frugalidad, manifestándose como una ansiedad extrema ante la idea de desprenderse de los recursos económicos. Esta condición, aunque poco común, genera un malestar significativo en quienes la padecen, dificultando incluso la satisfacción de necesidades básicas.
Más allá de la frugalidad: Explorando la Oniomanía, el deseo compulsivo de gastar
A menudo se confunde la pasión por las compras con una simple afición. Sin embargo, cuando este impulso se descontrola y genera consecuencias negativas en la vida de la persona, puede tratarse de un trastorno psicológico conocido como oniomanía, o trastorno de compra compulsiva. A diferencia de la crometofobia, el miedo a gastar dinero, la oniomanía se caracteriza por la necesidad irresistible de adquirir bienes o servicios, incluso cuando no se necesitan o no se puede permitirse su coste.
El término “oniomanía” proviene del griego onios (que significa “para la venta”) y mania (locura o obsesión), reflejando con precisión la naturaleza del trastorno. No se trata simplemente de disfrutar de las compras, sino de una compulsión que trasciende el placer momentáneo, convirtiéndose en un ciclo vicioso de compra, culpa y repetición.
A diferencia del comprador impulsivo que puede ceder a un capricho ocasional, el individuo con oniomanía experimenta una intensa urgencia por comprar, a menudo acompañada de una sensación de alivio temporal tras el acto de adquisición. Sin embargo, este alivio es efímero, dando paso a la culpa, la ansiedad y, en muchos casos, a la depresión. La compra compulsiva puede llevar a un endeudamiento significativo, problemas familiares, deterioro de la salud mental y, en casos extremos, al aislamiento social.
¿Qué diferencia la oniomanía de otras conductas de compra?
Es crucial distinguir entre la oniomanía y otros comportamientos relacionados con las compras. Si bien la compra impulsiva implica una decisión rápida e inesperada, la oniomanía implica un patrón de comportamiento repetitivo y una incapacidad para controlar el impulso, a pesar de las consecuencias negativas. Además, difiere de la cleptomanía (robo compulsivo), ya que la oniomanía implica la intención y la capacidad de pagar por los bienes adquiridos, aunque esto pueda llevar al individuo a una situación financiera insostenible.
Factores que contribuyen a la oniomanía:
Diversos factores pueden contribuir al desarrollo de la oniomanía, incluyendo:
- Factores genéticos: Estudios sugieren una predisposición genética a la adicción, incluyendo la adicción a las compras.
- Trastornos psiquiátricos: La oniomanía con frecuencia coexiste con otros trastornos como la depresión, la ansiedad, el trastorno bipolar y el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH).
- Factores ambientales: Eventos traumáticos, estrés crónico y presiones sociales pueden desencadenar o exacerbar la condición.
- Baja autoestima: El acto de comprar puede servir como un mecanismo de escape o una forma de automedicarse temporalmente.
¿Cómo se trata la oniomanía?
El tratamiento de la oniomanía suele ser multidisciplinario y puede incluir:
- Terapia cognitivo-conductual (TCC): Ayuda a identificar y modificar los pensamientos y comportamientos disfuncionales asociados con la compra compulsiva.
- Terapia farmacológica: En algunos casos, se pueden recetar medicamentos para tratar trastornos coexistentes como la depresión o la ansiedad.
- Grupos de apoyo: Ofrecen un espacio seguro para compartir experiencias y obtener apoyo de otros individuos que enfrentan el mismo desafío.
Es importante recordar que la oniomanía es un trastorno tratable. Buscar ayuda profesional es el primer paso para recuperar el control y llevar una vida más plena y saludable. Si reconoces los síntomas descritos en ti mismo o en un ser querido, no dudes en contactar a un profesional de la salud mental. La recuperación es posible.
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