¿A quién mata Kokushibo?

La sombra de Kokushibo se alargaba sobre los demonios reunidos, una figura imponente e intimidante incluso para sus congéneres. Muzan Kibutsuji, el progenitor de todos ellos, irradiaba una fría furia. La reciente pérdida de Daki y Gyutaro, las Lunas Superiores Seis, resonaba como una herida abierta en las filas de las Doce Lunas Demoníacas. Un silencio tenso llenaba el aire, cargado con la palpable desaprobación del líder. La muerte de la pareja demoníaca no solo representaba una pérdida de poder, sino también una falla estratégica que obligaba a una reorganización y a una reevaluación de sus planes.

La pregunta de a quién mata Kokushibo, la Luna Superior Uno, se convierte en un tema intrigante precisamente por el contexto de esta reunión. Si bien su poder es innegable y su sed de sangre legendaria, Kokushibo no es un agente del caos indiscriminado. Su lealtad a Muzan es absoluta, y sus acciones siempre están dirigidas a fortalecer la posición de los demonios y a eliminar cualquier amenaza a su existencia.

En este encuentro, marcado por la pérdida de Daki y Gyutaro, la mirada penetrante de Kokushibo no se centra en sus compañeros demonios. Su enfoque, su propósito, está dirigido hacia afuera, hacia los cazadores de demonios que representan la mayor amenaza para su especie. Si bien no se menciona explícitamente a quién elimina Kokushibo en esta reunión, la implicación es clara: su espada, imbuida con la esencia de la Luna Superior Uno, está destinada a derramar la sangre de aquellos que se oponen a Muzan.

La reorganización de las Lunas Demoníacas tras la muerte de Daki y Gyutaro no se centra en la purga interna. La prioridad es afinar la estrategia para contrarrestar la creciente fuerza del Cuerpo de Exterminio de Demonios. Kokushibo, como la Luna Superior Uno, se convierte en la punta de lanza de esta nueva ofensiva. Su objetivo no es castigar a los demonios, sino aniquilar a los cazadores, solidifcando así el dominio de Muzan y asegurando la supervivencia de su especie. La sombra de Kokushibo no se cierne sobre sus pares, sino sobre aquellos que osan desafiar la oscuridad que representa. Su espada no busca la sangre de los suyos, sino la de aquellos que se atreven a iluminar la noche.