¿Cómo se llama la tela para el agua?

La magia detrás de las telas que repelen el agua: más allá del “antifluido”

A menudo escuchamos el término “tela antifluido” o “tela para el agua” para referirnos a aquellos tejidos que parecen mágicos, repeliendo líquidos como si de un truco se tratara. Pero, ¿cómo se llama realmente esta tela y qué la hace tan especial? La realidad es que no existe un nombre único y definitivo. El término “antifluido” es más bien una descripción genérica que engloba diferentes tipos de tejidos con propiedades hidrófugas.

Si bien popularmente se le llama “tela para el agua”, lo correcto es hablar de tejidos con tratamiento hidrófugo o repelente al agua. Estos tejidos, generalmente de base sintética como el poliéster, son sometidos a procesos químicos que modifican su superficie a nivel microscópico. Imaginemos la tela como un campo de diminutos paraguas. Estos “paraguas” microscópicos impiden que el agua penetre en las fibras, forzándola a deslizarse en forma de gotas.

Es importante distinguir entre hidrófugo y impermeable. Un tejido hidrófugo repele el agua, pero bajo cierta presión o con una exposición prolongada, eventualmente puede llegar a humedecerse. Un tejido impermeable, en cambio, ofrece una barrera completa contra el agua, incluso bajo presión.

La composición de estos tejidos varía. Si bien el poliéster es común por su bajo costo y fácil mantenimiento, también existen telas hidrófugas de nylon, poliuretano, e incluso algodón tratado. La elección del material dependerá de la aplicación final.

Más allá del 100% poliéster, encontramos innovaciones como las microfibras, que ofrecen una mayor suavidad y transpirabilidad, y los tejidos con nanotecnología, donde se aplican nanopartículas que crean una barrera invisible e incluso más efectiva contra los líquidos.

Por lo tanto, al buscar una “tela para el agua”, es crucial fijarse en las especificaciones del fabricante. Términos como “repelente al agua”, “DWR (Durable Water Repellent)”, “resistente al agua” o “impermeable” nos darán una idea más precisa de su capacidad para repeler líquidos. Además, considerar la composición, la transpirabilidad y el tipo de tratamiento aplicado nos ayudará a elegir la tela más adecuada para nuestras necesidades, ya sea para ropa deportiva, manteles, tapicería o cualquier otra aplicación donde la protección contra líquidos sea esencial.

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