¿Qué canta el hijo de Gustavo Cerati?

El Silencio Tras el Ícono: Benito Cerati y la Búsqueda de una Voz Propia

A menudo, la sombra de un gigante puede ser alargada y compleja. En el caso de Benito Cerati, hijo del legendario músico argentino Gustavo Cerati, esta realidad se presenta con una particularidad: la ausencia, al menos pública, de una carrera musical propia. Mientras la figura de su padre continúa resonando en el imaginario colectivo latinoamericano, la pregunta sobre qué canta Benito, qué géneros explora o qué instrumentos utiliza permanece sin una respuesta concreta.

A diferencia de otros “hijos del rock” que abrazan el legado familiar con fervor y emulan los pasos de sus progenitores, Benito ha optado por un camino distinto. Si bien su conexión con la música es innegable –creció rodeado de ella y participó en algunos proyectos puntuales, como la colaboración en la reedición del álbum “Amor Amarillo” de su padre–, su expresión artística ha encontrado cauces diferentes. Se ha inclinado por las artes visuales, la fotografía y, sobre todo, la literatura, publicando en 2022 su primer libro de poemas, “Herencia”.

Esta elección, lejos de ser una negación de su herencia musical, podría interpretarse como una búsqueda de una identidad propia, un espacio para construir un lenguaje singular, alejado de las inevitables comparaciones y expectativas que conlleva ser “el hijo de”. Es una decisión que habla de respeto por el legado paterno y, al mismo tiempo, de la necesidad de forjar un camino personal, libre de la presión de un apellido que pesa toneladas en la historia del rock latinoamericano.

Benito Cerati, en silencio musical, construye su propio universo creativo. Un universo que, por el momento, se manifiesta a través de otras formas de expresión, dejando la puerta abierta a la posibilidad de que, en algún momento futuro, su voz musical decida romper el silencio y compartir con el mundo su propia canción. Hasta entonces, solo queda esperar y respetar su proceso, entendiendo que el silencio también puede ser una forma de creación, una pausa necesaria para encontrar la propia melodía en medio del estruendo.