¿Cómo afecta la luz a las emociones?

¿Cómo influye la luz en las emociones?

Uf, la luz y las emociones… ¡Qué tema! A ver, la luz solar… ¡Ay, serotonina! ¿Será por eso que me siento fatal los días nublados en Madrid? Necesito vitamina D a saco.

• Luz solar = Serotonina = Felicidad. ¿Tan simple como eso? No sé yo…

• Igual también influye el color del cielo, ¿no? El azul me relaja, el gris me deprime, y el naranja del atardecer… ¡Me pone nostálgico!

• Y luego está la luz artificial. ¿Será verdad que la luz azul de las pantallas nos quita el sueño? Seguro que sí, porque yo por la noche no hay quien me duerma. ¡Culpa del móvil!

La luz influye en el estado de ánimo porque activa la producción de serotonina.

¿Cómo influye la luz en el estado de ánimo?

¡La luz es la caña, o te amarga la existencia!

La luz influye mogollón en el estado de ánimo. Si te da el sol, ¡eres la alegría de la huerta! Si vives a oscuras, prepárate para gruñir como un oso en invierno. Es como pasar de escuchar a Rosalía a… bueno, ya te haces una idea.

Para que no te de la neura:

• ¡Abre las ventanas, hombre! Deja que entre la luz como si no hubiera un mañana. Es gratis, y te da un subidón que ni el café. Yo en invierno parece que vivo en una cueva, y claro, ¡luego estoy más apagado que una bombilla fundida!
• Bombillas “happy”: Invierte en bombillas que imiten la luz del sol. No es lo mismo, pero ayuda. Es como tener un “sol de bote” en casa. ¡Ojo, que no te cobren un ojo de la cara!
• Sal a la calle: Aunque sea a comprar el pan. Que te dé el aire y el sol en la cara. Yo el otro día fui a por churros y volví nuevo. ¡Y con churros!

¿Sabías que hay gente que va a países soleados en invierno para “recargarse”? ¡Como si fueran robots! Yo no digo que lo hagáis, pero… ¡pensadlo!

¿Cómo influye el sol en el estado de ánimo?

¡Uy, qué calor! Recuerdo el verano pasado en la playa de Cullera, Valencia. Era julio, a pleno sol, y el calor era agobiante, pegajoso. Sudaba a mares. Me sentía… desganado, irritable, aunque también un poco feliz por estar allí. ¡Qué contradicción!

El sol, esa estrella gigante, influye muchísimo. Ese día, sin embargo, la intensidad del sol me agotó. Era más una sensación física, no tanto de ánimo. Me dolía la cabeza. Sentía la piel quemarse, aunque llevaba protector 50+. Ese día era todo un lío.

Después, por la tarde, en la sombra, todo cambió. Me sentí mucho mejor. Más tranquilo, más yo. Como si el sol hubiera extraído algo de mi energía vital. No sé si se debe a la serotonina, de la que hablan los científicos, pero… intuyo que sí.

Ese contraste, la sensación de alivio a la sombra… ¡me hizo pensar mucho! Me dejó agotado, pero de una forma extraña, ¡satisfactoria!

• El sol: energía, pero también agotamiento.
• Sombra: descanso, paz.
• Serotonina: ¿la clave de todo esto? Parece ser que sí. Hay que investigar más.
• Playa de Cullera: un lugar inolvidable, aunque solo sea por ese día tan intenso.

El sol, en resumen, afecta, y mucho, a mi ánimo. Depende de la intensidad, del momento del día y de mi estado previo. A veces, un sol suave, es lo mejor del mundo. Otras, ¡es mejor refugiarse! En fin, ¡una gran paradoja! A veces me hace feliz y otras me agobia. Mi cuerpo lo nota todo.