¿Cómo es el dolor cuando se tiene cáncer de estómago?

Vale, vamos a ver si puedo darle un toque personal a esto, como si te lo estuviera contando a ti, directamente.

¿Cómo es eso de tener dolor por el cáncer de estómago? Uf, qué pregunta, ¿verdad?

Cuando te enfrentas a la posibilidad, o peor aún, a la realidad del cáncer de estómago, el dolor… bueno, el dolor es mucho más que solo “dolor”. No es como un simple dolor de cabeza que te tomas una pastilla y se va. Es algo más profundo, más persistente, algo que se instala y te roba la paz.

He estado cerca de personas que han lidiado con esto, y me parte el alma verlos. Es que, ¿cómo se explica lo que no se siente? Aún así, intentaré transmitir lo que he percibido, lo que me han contado:

Parece que uno de los primeros avisos, lo que la mayoría siente al principio, es un dolor o malestar abdominal vago, sobre todo arriba del ombligo. Vago… esa es la palabra clave. No es un dolor punzante que te deja sin aliento. Es más bien una molestia sorda, como un peso constante, ¿sabes? Es como si tuvieras una indigestión permanente, pero que no se va ni con el té de manzanilla de la abuela. Y te hace preguntarte: ¿será solo estrés? ¿O algo más?

Otra cosa que me han dicho mucho, y esto lo he visto en carne propia, es la saciedad precoz (llenura tras poca comida). ¡Qué frustrante debe ser! Imagínate que te preparas tu plato favorito, con todo el cariño del mundo, y a los pocos bocados ya te sientes a reventar. Me acuerdo de mi tío Juan, que siempre fue un comilón, y de repente, empezó a comer como un pajarito. Al principio pensamos que estaba a dieta, pero después… bueno, ya sabemos. Te hace pensar en lo mucho que damos por sentado el simple placer de disfrutar una buena comida.

Y luego está la acidez o indigestión frecuente. A ver, ¿quién no ha tenido acidez alguna vez? Pero cuando es constante, cuando te acompaña día y noche, cuando te hace sentir que tienes un volcán en el estómago… eso ya no es normal. Es como si tu cuerpo te estuviera mandando una señal de SOS, ¿no crees? Y a veces, la ignoramos pensando que es solo “mala digestión”.

Todo esto… es terrible. Pero creo que lo más importante es escuchar a tu cuerpo, prestarle atención a esas señales que te manda. Y si algo no te cuadra, si sientes que algo va mal, ¡no te quedes callado! Ve al médico, explícale lo que sientes, exige que te hagan pruebas. Más vale prevenir que lamentar, como dice el dicho. Porque la salud es lo más valioso que tenemos. ¿No crees?