¿Cómo es la motilidad del intestino grueso?

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El intestino grueso se mueve gracias al sistema nervioso entérico, una red nerviosa propia del tracto digestivo, con una complejidad comparable a la médula espinal, capaz de funcionar autónomamente.
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La Motilidad del Intestino Grueso: Un Mecanismo Autónomo

El intestino grueso, la parte final del sistema digestivo, desempeña un papel crucial en la absorción y eliminación de los productos de desecho. Su motilidad, o capacidad de movimiento, es esencial para el funcionamiento óptimo de este proceso. A diferencia de otras partes del tracto gastrointestinal, el intestino grueso cuenta con un sistema nervioso entérico (SNE) único, que permite su motilidad autónoma.

El Sistema Nervioso Entérico (SNE)

El SNE es una red compleja de neuronas, fibras nerviosas y células gliales que se encuentran dentro de las paredes del tracto digestivo. En el intestino grueso, el SNE contiene aproximadamente 100 millones de neuronas, una cantidad comparable a la médula espinal. Esto le confiere al SNE una autonomía considerable, permitiéndole funcionar independientemente del sistema nervioso central.

Tipos de Movimientos Intestinales

El SNE controla dos tipos principales de movimientos intestinales:

  • Peristalsis: Ondas coordinadas de contracciones y relajaciones que propulsan el contenido del intestino hacia adelante hacia el recto.
  • Segmentación: Contracciones locales que mezclan y agitan el contenido intestinal, lo que permite una mayor absorción de agua y electrolitos.

Inervación del Intestino Grueso

El SNE del intestino grueso está inervado por dos plexos principales:

  • Plexo mientérico (de Auerbach): Situado entre las capas longitudinal y circular del músculo intestinal, este plexo controla la peristalsis.
  • Plexo submucoso (de Meissner): Ubicado debajo de la mucosa intestinal, este plexo regula la segmentación.

Control Autónomo

El SNE del intestino grueso funciona principalmente de forma autónoma, respondiendo a señales locales como el estiramiento y la presencia de neurotransmisores. Sin embargo, también está influenciado por el sistema nervioso central a través de los nervios vagos y pélvicos. Esta interacción permite que el intestino grueso se adapte a los cambios en las condiciones fisiológicas, como los cambios en la ingesta de alimentos y el estrés.

Conclusión

El intestino grueso tiene una motilidad compleja mediada por el sistema nervioso entérico. Este sistema autónomo permite que el intestino propulse, mezcle y absorba el contenido intestinal, facilitando la eliminación de los productos de desecho y manteniendo la homeostasis general. La comprensión de la motilidad del intestino grueso es esencial para diagnosticar y tratar los trastornos gastrointestinales y optimizar la salud digestiva.