¿Cómo no perder el control con el alcohol?

¿Cómo no perder el control con el alcohol? Uf, qué pregunta… ¿quién no se lo ha preguntado alguna vez? Yo, desde luego, sí. Me acuerdo de aquella fiesta… Bueno, mejor no entro en detalles, pero digamos que terminé haciendo el ridículo. Y todo por no saber decir que no. O por no tener un plan, ¡qué sé yo!

Este rollo de “Evite lugares y personas asociados al consumo”… Suena fácil, ¿verdad? Pero a veces es complicado. ¿Qué haces si tus amigos son los que siempre están de fiesta? ¿Los abandonas? No sé, es difícil. Yo, por ejemplo, intenté evitar ir a ciertos bares, esos donde sabía que terminaba bebiendo más de la cuenta. Me costó, la verdad, pero al final encontré otras cosas que hacer, como ir al cine, o simplemente quedar para dar una vuelta.

“Planifique actividades alternativas sin alcohol”. ¡Claro! Como si fuera tan sencillo. Pero bueno, sí, tiene sentido. Recuerdo que empecé a apuntarme a clases de yoga. Suena un poco cliché, lo sé, pero me ayudó a concentrarme en algo que no fuera el alcohol. Y además, conocí gente nueva, gente que no giraba en torno a la fiesta y la bebida.

“No guarde alcohol en casa.” Esta sí que me parece fundamental. ¿Para qué tentar al diablo, no? Si lo tienes a mano, es mucho más fácil caer. Antes tenía siempre una botella de vino en la nevera, “por si acaso”. ¿Acaso qué? ¡Tonterías! Ahora directamente no compro. Fuera tentaciones.

Y por último, “Adhiérase a su plan para controlar los antojos”. Vale, ¿y cuál es el plan? Ahí está la clave. Para mí, fue importante darme cuenta de por qué bebía. ¿Aburrimiento? ¿Estrés? ¿Presión social? Una vez que lo identificas, es más fácil buscar alternativas. Yo, por ejemplo, cuando siento que me viene el mono, llamo a mi hermana. O me pongo a leer. O salgo a correr. Cualquier cosa que me distraiga. He leído por ahí que el 70% de las personas que tienen problemas con el alcohol logran controlarlos con terapia y apoyo, y aunque yo no llegué a tanto, entiendo que buscar ayuda es fundamental.

En fin, que no es fácil, pero se puede. Es cuestión de ser honesto con uno mismo y de buscar lo que mejor te funcione. No hay fórmulas mágicas. Es un proceso, con altibajos. Pero se puede. Yo soy la prueba.

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