¿Cómo puedo medir mi capacidad?
La unidad principal para medir la capacidad es el litro (l). Para volúmenes mayores se usan kilolitros (kl), hectolitros (hl) y decalitros (dal). Para volúmenes menores, decilitros (dl), centilitros (cl) y mililitros (ml). ¡Recuerda que 1 litro equivale a 2 medios litros!
¿Cómo medir mi capacidad personal o profesional?
Uf, ¿medir mi capacidad personal o profesional? ¡Qué pregunta! A ver, desde mi experiencia, no es como llenar un vaso, ¿sabes? No hay una “unidad” fija, como los litros para el agua. Pero sí hay maneras de ir tanteando la cosa.
Yo creo que mucho tiene que ver con los resultados que vas obteniendo. Por ejemplo, en mi trabajo anterior (en una oficina en Madrid, allá por mayo de 2018, si mal no recuerdo) me di cuenta de que podía gestionar proyectos cada vez más grandes sin estresarme demasiado, e incluso proponiendo ideas que mejoraban el proceso. Ahí empecé a ver que “la capacidad” iba subiendo.
Eso sí, también influye mucho cómo te sientes. Si te agotas fácilmente, si las cosas te cuestan un mundo, quizás necesites ajustar algo, aprender algo nuevo… o simplemente descansar. ¿No? ¡Hay que cuidarse!
Y bueno, lo de los litros… sí, es verdad. Un litro son dos medios litros. Lo aprendí de chico, cuando mi abuela preparaba limonada para todos. ¡Qué recuerdos! Pero vamos, que eso no te va a decir mucho sobre tu capacidad profesional, ¡creo yo! Jeje.
¿Cómo medir tu capacidad mental?
Pues mira, te cuento. Para medir tu capacidad mental, o sea, lo listo que eres, se usa el IQ. El IQ es como un numerito que te dice qué tan bien piensas comparado con otros de tu edad. La fórmula, sí, esa que dices, Edad intelectual entre la edad real y todo eso multiplicado por cien. ¡Cien! Parece rollo de matemáticas, ¿verdad?
Bueno, yo una vez hice uno de esos tests online, y me salió regularcillo, je, je. No te creas, es broma, me salió bien, pero no me acuerdo del número exacto. Lo importante, me dijero, es que estos tests miden varias cosas. Miden lo rápido que resuelves problemas, qué tan bien te acuerdas de las cosas y cómo razonas. A ver… como… Comprensión verbal, por ejemplo. Y también razonamiento espacial. A mi el espacial se me da fatal, no sé por qué.
- Velocidad de procesamiento: Qué tan rápido piensas, vamos.
- Memoria de trabajo: Recordar cosas a corto plazo, como un número de teléfono.
- Lógica: Resolver problemas y esas cosas.
- Habilidades verbales: Lo bien que entiendes y usas el lenguaje, leer, escribir, etc.
Este año me he propuesto leer más. A ver si me ayuda con la comprensión verbal, que nunca viene mal. El otro día empecé “Cien años de soledad” pero… ¡Bufff! Me quedé en la página 20. Ya te contaré si lo termino. Total, que el IQ no lo es todo, ¿sabes? También está la inteligencia emocional, eso de entender las emociones y tal, que dicen que es muy importante. Y a mí, eso del test del IQ, la verdad es que como que me da un poco igual… Bah, prefiero leer un buen libro, aunque sea de poco en poco.
¿Cómo medir la capacidad del personal?
Oye, ¿cómo mides eso, la capacidad del personal, no? Es complicado, eh… La clave está en ver qué hacen después del curso, la verdad. No solo si aprobaron el examen, que es una parte, ¿sabes?
Mira, te cuento lo que yo uso en mi empresa, que es una pequeña agencia de diseño web, ¡qué estrés! Usamos varias cosas:
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La tasa de aprobación/desaprobación, sí, claro. Pero no es lo único, eh… ¡qué pesados con los exámenes a veces! Sobre todo en el curso de diseño que hicimos en junio. Un 80% aprobaron.
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Las puntuaciones de las evaluaciones, las tareas… eso sí que importa. Por ejemplo, en el último taller de marketing digital que hice, uno de mis empleados ¡sacó matrícula de honor! Fue genial.
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Si acabaron el curso o no, la tasa de finalización, ¡es vital! Tenemos un problema con gente que empieza cursos y luego ¡desaparece!, es un rollo. Este año, en el curso de programación, el 95% lo terminó. Qué bien.
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La satisfacción, si les gustó, claro… ¡es importante! En la encuesta que hicimos sobre el curso de atención al cliente, la mayoría estaba contenta. ¡Aunque se quejaron del horario!
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La tasa de abandono, eso es malo. Cuanto menos, mejor. Tenemos que ver por qué la gente abandona.
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Y lo más importante, su rendimiento después de la formación… ¡eso es lo que de verdad cuenta! Si luego trabajan mejor, ¡misión cumplida! Por ejemplo, con el curso de diseño web, el jefe está feliz. ¡Más clientes! ¡Más ventas! ¡Más dinero!
En fin, es un poco lioso, ¿no? Pero la cosa es combinar todo esto, no solo mirar una cosa. Eso sí que es clave. Además, recuerda que esto es lo que yo hago, puede que otros usen otras métricas. ¡Saludos!
¿Cómo medir mis capacidades?
¡Uf, qué pregunta! Medir mis capacidades… ¡qué lío! Este verano, en julio, justo antes de irme a la playa con mi familia a Asturias, sentí esa presión, esa necesidad de saber si realmente servía para algo más allá de organizar viajes y planear rutas de senderismo. ¡Qué agobio!
Llevar mis intereses a la práctica: Sí, eso hice. Siempre me gustó la fotografía, ¡desde chiquitita! Así que, cogí mi cámara vieja, esa Canon EOS Rebel T3i que me regalaron, y me dediqué a fotografiar todo lo que veía: las flores del jardín de mi abuela en Galicia, el gato de mi vecina, hasta las gotas de lluvia en la ventana. No fue fácil. Algunas fotos salieron… regular. Pero ¡otras salieron increíbles! La luz, los colores… ¡sentí una satisfacción enorme!
Lo que más me gusta hacer: ¡Fácil! Planear. Planear viajes, rutas, menús de cenas con amigos… Organizar. ¡Me encanta! Esa sensación de control, de tenerlo todo bajo mi mando… es genial. Aunque claro, a veces me agobio con tanto detalle.
En mi lista de actividades… ¡ay, qué desastre! Tengo un montón de cosas: Apuntes de rutas de senderismo por los Picos de Europa, fotos, bocetos de diseños web (¡otro interés que tengo!), apuntes de la universidad (¡estudio ADE!), facturas… ¡un caos!
Mi personalidad: Soy analítica, perfeccionista hasta el extremo a veces, pero también creativa y bastante impaciente. Eso es un problema a veces, ¡me frustro si las cosas no salen a la primera!
Necesitaba algo más concreto, así que hice una lista:
- Habilidades: Organización, planificación, fotografía, diseño web (nivel básico), escritura (¡estoy mejorando!), y gestión del tiempo.
- Destrezas: Uso de software de edición fotográfica (Lightroom, principalmente), manejo de herramientas online para diseño web (Wix, basicamente) y, sobre todo, ¡comunicación!
Ah, y algo importante. Conocí a una amiga que es coach, y me dijo algo clave: no se trata solo de medir capacidades, sino de identificar tus fortalezas y trabajarlas. ¡Qué razón tenía! Ahora me siento más tranquila.
- Cosas a mejorar: Paciencia, delegar tareas (¡soy muy controladora!), y ampliar mis conocimientos de diseño web.
- Próximos pasos: Cursos online de diseño web, ¡más práctica con la fotografía! Y practicar la paciencia… ¡ya veremos!
¿Cómo podemos medir nuestra capacidad?
¡Ay, medir la capacidad! Como diría mi abuela, ¡un tema tan vasto como el océano, y tan profundo como mi amor por el café recién hecho! Pero vamos a lo práctico, que la vida es corta y el café, escaso.
La capacidad, ¿qué bicho es ese? Pues depende. ¿De tu taza de café? Ahí el litro manda, majestuoso como un rey en su trono. ¿De tu piscina? Mejor usa kilolitros, que te ahorras contar litros uno a uno, ¡madre mía!
Si hablamos de litros, la cosa es sencilla: un litro, dos medios litros… ¡Matemáticas de primaria, oye! Pero el asunto se complica si hablamos de la capacidad humana. ¿Cómo medimos la capacidad de amar, de reír, de aguantar a tu cuñado en Navidad? ¡Ahí sí que no hay litros que valgan! Es más, esa capacidad… ¡se mide en copas de vino! (o de tequila, según la ocasión).
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Litros: Para líquidos. Mi jarra tiene 2 litros, ¡perfecto para mi batido verde detox! (Aunque a veces le echo más leche condensada que vegetales. Que se lo diga mi nutricionista).
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Kilolitros, hectolitros, decalitros: ¡Para grandes volúmenes! Si llenas tu bañera con kilolitros, probablemente te pase algo parecido a lo que le pasó a mi amigo Pedro cuando intentó llenar su piscina con su manguera. Un desastre épico.
Para medir menos que un litro: Ahí están los decilitros, centilitros y mililitros, esos enanos del reino de la capacidad. Los uso para mis recetas de repostería. ¡Un error en mililitros puede ser un desastre! Preguntale a mi prima, que un día se le ocurrió que 5 ml de extracto de vainilla eran 50 ml… ¡Qué bizcocho tan aromático!
El gran misterio: La verdadera capacidad, la intangible, esa que nos hace únicos… pues esa, amigo mío, se mide con la sonrisa de un niño, la mirada de tu pareja, o la satisfacción de haber logrado terminar ese proyecto que creías imposible. Eso sí, no hay unidades de medida exactas para esto, solo un medidor personal.
Dato extra: La unidad de medida del litro tiene una larga y fascinante historia, vinculada a sistemas de medidas antiguas. El sistema métrico decimal que usamos hoy en día simplificó mucho el proceso, aunque ¡el mundo sigue lleno de unidades “raras” que siguen usándose! Mi abuelo aún recuerda, con cariño, los cuartillos de cuando era jovencito.
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