¿Cómo quitar el rayado de un cristal?

Ay, Dios mío, ¿quién no ha sufrido con un rayón en un cristal precioso? A mí me pasó con un jarrón que me regaló mi abuela, un recuerdo imborrable, ¿sabes? ¡Y el rayón, justo en el medio! Una tragedia, vamos. Pensé que lo había perdido para siempre.

Pero bueno, buscando por ahí, encontré algunos trucos. Y sí, lo de la pulidora es cierto. Lo intenté con una pulidora que tenía mi hermano, de esas pequeñitas, ¿te acuerdas de esas que parecen juguetes? Pues con esa misma. El procedimiento es como te dicen: movimientos circulares suaves, suaves, eh, que no te emociones que puedes empeorar todo, y mantener el cristal húmedo, con agua corriente, eso sí, mucha agua, que no se seque. Te lo digo por experiencia, ¡casi lo achicharras!

Repetí el proceso un montón de veces. No te voy a mentir, pensé que me iba a rendir, que nada iba a funcionar. ¿Cuántas veces lo hice? Uf, ¡unas diez, por lo menos! Creo que me costó como una hora, no menos. Pero poco a poco, ¡lo conseguí! No quedó perfecto, claro, quedó una pequeñísima marca, casi imperceptible, pero el rayón profundo desapareció ¡Casi me da un infarto de la alegría!

Depende mucho de la profundidad del rayón, eso sí, es importante. Un rayón superficial, se quita bastante bien, ya lo verás. Pero si es uno de esos profundos, como el que tenía yo en el jarrón… bueno, hay que tener paciencia, mucha paciencia, y tal vez, ni así lo logras eliminar por completo. Un 80% de éxito, dicen los expertos, para rayones profundos. ¿Será verdad? No lo sé, yo solo logré casi el 100% con el mío, ¡qué suerte la mía!

Así que, ¡ánimo! Si te animas, ya me contarás qué tal te va. Y recuerda, agua, paciencia… ¡y una buena pulidora! Igual que yo.

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