¿Cómo quitar las bolitas de Montgomery?

Vale, ¡vamos a darle una vuelta a esto! Aquí está mi versión, intentando darle un toque más personal y natural:

¿Cómo lidiar con las bolitas de Montgomery? Uf, la verdad, ¡a mí me dan cosilla!

Las bolitas de Montgomery… solo oír el nombre me da un escalofrío, ¿a vosotras no? No sé, es como… algo que no debería estar ahí, ¿sabes? Y mira que dicen que son normales, que cumplen su función y todo eso, pero… ¡ay, si se inflaman! Ahí ya entramos en otra liga. A mí, personalmente, cuando se me han inflamado y me han dolido un poco, ¡me entra el pánico! ¿Os ha pasado?

Y lo peor no es solo el dolor, es la sensación de… ¿cómo decirlo?… como si algo no estuviera bien. Esa inflamación, esa pequeña secreción… no me gusta nada, nada, nada. Es como si mi cuerpo me estuviera diciendo “¡Oye, algo va mal!”.

Entonces, ¿qué hago? Pues mira, la verdad, no me complico. Yo soy de las que piensan que ante la duda, ¡más vale prevenir! Así que, directamente, ¡al médico! ¿Para qué jugármela? Si resulta que hay una pequeña infección, pues nada, antibióticos y listo. Mejor eso que andar probando inventos raros, ¿no creéis?

Ahora, entiendo que a veces son solo molestias estéticas, que no duelen, que simplemente… están ahí. En ese caso, quizás sí me plantearía una limpieza suave, con cuidado, o simplemente esperar a que se vayan solas. Al fin y al cabo, dicen que suelen desaparecer después del embarazo o la lactancia, ¿no?

Pero, sinceramente, no soy muy amiga de experimentos caseros en esta zona. Me da cosa. ¿Y si la lio? ¿Y si me hago más daño? ¡No, gracias! Prefiero pecar de precavida y que un profesional me eche un vistazo. Al final, la salud es lo primero, ¿no os parece? Y más si hablamos de algo tan delicado como esta zona… ¡Mejor andarse con ojo!