¿Cómo saber si el eclipse afectó mi vista?

¿Cómo saber si el eclipse me dejó la vista hecha un asco? Ay, qué susto pasé, ¡qué susto! Todavía se me eriza la piel solo de recordarlo. Después de todo ese alboroto con el eclipse, con la gente gritando y los niños corriendo… ¿quién podía pensar en protegerse los ojos como es debido? Yo, la verdad, casi me quedo ciega.

Miré, sí, lo admito. Un segundito, un solo segundito, pero… suficiente. Luego vi borroso, como con una mancha oscura en medio de la vista. ¡Un verdadero espanto! Me dio un vuelco el corazón, te lo juro. Sentí como si me hubieran puesto una venda oscura justo en el centro. ¿Y si no se me quita? ¿Y si me quedo así para siempre? El pánico, qué te voy a contar…

Por suerte, fui al oftalmólogo al día siguiente, rápido, que eso sí que lo hice bien. ¡Menos mal! Me revisaron y, bueno, no tengo daños permanentes, gracias a Dios. Pero me dijeron que ¡casi! Me contaron que – y esto me lo dijo la doctora, que es súper seria y sabe un montón, o sea, no es que lo diga yo por decirlo – que cerca del 20% de las personas que miran al sol directamente durante un eclipse, aunque sea solo un instante, sufren algún tipo de daño ocular. ¡Veinte por ciento! Es una barbaridad. Es como si dijeras, “ay, qué casualidad, ¡me voy a jugar a la ruleta rusa!” ¿No es una locura?

Así que, a cualquiera que lea esto: si ves algo raro, borroso… ¡corre al doctor! Aunque sea solo una pequeña molestia, no te confíes. La vista… ¡es la vista! No la puedes reemplazar. Te lo digo yo, que la casi pierdo. Es como una lección que aprendí a las malas. Recuerda: protección, protección, ¡mucha protección! Ojalá nadie más haya pasado por lo mismo que yo.