¿Cómo saber si es insolación o golpe de calor?

¡Uff, insolación y golpe de calor! Solo de pensarlo ya me da un escalofrío. ¿Quién no ha sentido esa pesadez horrible, esa sed que te rasca la garganta en pleno verano? A mí me pasó una vez en la playa, recuerdo que estaba jugando al voleibol con unos amigos, y de repente, ¡zas! Sed terrible, calambres en las piernas… sudaba como si me hubieran tirado un cubo de agua encima. Menos mal que me di cuenta a tiempo, me tumbé a la sombra, bebí agua fresquita despacito… y se me pasó. Insolación, me dije. Menudo susto.

Pero claro, la insolación es una cosa, y el golpe de calor… ¡otra muy distinta! Eso sí que da miedo. Imagínate: piel seca, roja, ardiendo… como una plancha. Y encima, mareos, náuseas, a veces incluso vómitos. ¿Te imaginas la angustia? A mi tía le pasó una vez, estaba trabajando en el campo en pleno agosto, y de repente se desmayó. ¡Qué horror! Menos mal que mi primo estaba con ella y llamó a emergencias rapidísimo. Tuvo que ir al hospital, le pusieron suero y todo… De verdad, un golpe de calor puede ser gravísimo.

Dicen que… bueno, no sé dónde lo leí, que puede incluso llegar a ser mortal si no se trata a tiempo. No me quiero ni imaginar. Por eso, si ves a alguien con esos síntomas… ¡no lo dudes! Hay que actuar rápido. Llevarlo a la sombra, refrescarlo, darle agua si está consciente… y llamar a un médico o a una ambulancia inmediatamente. De verdad, mejor prevenir que curar. ¿No crees?