¿Cómo saber si tengo la bacteria en mi estómago?

¡Ay, Dios mío, ese malestar! ¿Te suena, verdad? Ese dolorcito, ese ardor que te sube por el esófago como si fuera un pequeño dragón enfadado… A mí me ha pasado, y créeme, es horrible. Recuerdo una vez, después de comer unos mariscos… ¡qué horror! Pasé una noche horrible, con náuseas que me dejaban hecha polvo. Y el apetito, ¡ni se te ocurra! Se me fue como por arte de magia. Hasta me dio miedo mirar la comida.

¿Será que tengo esa bacteria en el estómago que tanto escucho? No lo sé, pero sí sé que esos síntomas –el dolor, la hinchazón, esa sensación de que hasta el aire te pesa– son una auténtica pesadilla. Y, ¡claro!, la pérdida de peso… casi ni me reconozco. He bajado, como tres kilos en una semana, creo… ¿Demasiado, no?

Claro, yo no soy médico, ¿eh? Ni de lejos. Pero leyendo por ahí, dicen que hay estudios, creo que hasta el 80% de la población ha sufrido de alguna infección estomacal en su vida. Una cifra brutal, ¿no lo crees? De verdad, da miedo pensar en lo común que es.

Lo que sí sé, por experiencia propia, es que no hay que esperar. Ir al doctor no es una opción, ¡es una obligación! Porque yo que me creía la experta en automedicarme… (¡qué tonta fui!), aprendí a las malas que eso solo empeora las cosas. Necesitas un diagnóstico, un tratamiento adecuado… no te arriesgues, amiga. No te lo digo solo por decir, te lo digo desde el corazón. Cuídate, de verdad, ¡y ve al médico! No quiero ni imaginar lo que podría pasar si uno se descuida.