¿Cómo sacar el gusano de la piel?

Vale, a ver, ¿cómo sacar un gusano de la piel? ¡Uf, solo de pensarlo ya me da cosa! Es una de esas cosas que uno espera no tener que averiguar nunca, ¿verdad?

Según parece, la cosa no es tan sencilla como “apretar y listo”. Por lo que leo, hay dos caminos principales. Uno, el más directo, es ir al médico y que te hagan una pequeña incisión, con anestesia local, claro, para que no duela. Y luego, con pinzas, sacan al bicho ese de ahí. ¡Menuda película! No sé vosotros, pero yo soy bastante miedosa con las agujas, así que solo de imaginarme la escena… ¡brrr!

La otra opción, según dicen, es la ivermectina. Ya sea en pastilla o en crema, parece que es capaz de matar al inquilino no deseado o, al menos, hacer que se vaya por donde vino. ¿Os acordáis de cuando se hablaba tanto de la ivermectina para otra cosa? Pues mira, ahora resulta que también vale para esto.

Pero, a ver, seamos serios. Esto no es como quitarte una espinilla. ¡Es un gusano, dentro de tu piel! Por favor, no os pongáis a experimentar en casa. Lo mejor, y creo que esto es obvio, es ir al médico. Él o ella sabrá qué es lo mejor para tu caso concreto. Porque, ¿quién sabe? Quizás la ivermectina no es lo adecuado para ti, o quizás hay complicaciones.

Recuerdo una vez, de niña, que me clavé una espina de rosal en el dedo. Mi abuela, con su sabiduría de pueblo, me dijo que le pusiera un poco de tocino encima y que, al día siguiente, la espina saldría sola. ¡Y funcionó! Pero, a ver, esto es un gusano, no una espina. Las cosas son diferentes.

En resumen, si alguna vez tienes la mala suerte de encontrarte con un gusano “instalado” en tu piel, ¡corre al médico! Y, mientras tanto, no te pongas a ver tutoriales en YouTube ni a probar remedios caseros raros. Tu salud es lo primero, ¿no crees? Y, sinceramente, ¿quién quiere tener un gusano viviendo en su cuerpo? ¡Ni pensarlo!