¿Cómo se expulsa el sodio del cuerpo humano?

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"El cuerpo humano expulsa el sodio principalmente a través de los riñones. Estos órganos filtran el exceso de sodio de la sangre, eliminándolo en la orina. Una dieta equilibrada facilita este proceso natural de regulación del sodio."

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¿Cómo elimina el cuerpo el sodio?

Ufff, el sodio… ¡qué lío! Recuerdo una vez, el 15 de julio del año pasado en el hospital de Alcorcón, viendo los análisis de mi abuela. Tenía el sodio altísimo.

El doctor explicó algo de los riñones, que son los encargados de filtrar el exceso. Como un filtro de agua, pero para la sangre. Si comes mucha sal, los riñones trabajan más, sacando el sodio de más a través de la orina.

Bastante simple, ¿no? Pero a veces, si hay problemas renales, el cuerpo no lo elimina bien. Ahí sí que hay problemas. Mi abuela, por ejemplo, tuvo que ajustar su dieta.

Recuerda que el sodio se elimina principalmente por la orina.

¿Qué pasa cuando hay exceso de sodio en el cuerpo?

Aquí, a estas horas… la oscuridad me abraza como si fuera un viejo amigo. Y pienso… en el sodio. Sí, en ese maldito sodio.

El sodio… demasiado sodio. Me hincha, lo siento en la piel, una pesadez que me ahoga. No es solo el peso extra, es la sensación… esa presión, como si mi cuerpo quisiera explotar. Es asfixiante. Recuerdo la última vez, en julio, después de esa pizza… un error. Un grave error. Me sentía como un globo a punto de reventar. Ese peso… no se va fácilmente. Me queda la marca.

El corazón… late más fuerte, un golpe constante, un tambor marcando el ritmo de mi propia condena. El hígado… y los riñones… trabajan de más, como si intentaran compensar mi falta de autocontrol, mi debilidad. Es una lucha silenciosa, una guerra interna que nadie ve. Nadie comprende esa pesadez que me oprime, esa sensación de estar inundado por dentro. De estar demasiado lleno.

  • Retención de líquidos: Edema, lo llaman los médicos. Lo siento en mis piernas, hinchadas y pesadas, como si llevara pesas atadas a los tobillos.
  • Sobrecarga de órganos: Hígado, riñones, corazón… trabajan al límite. Es agotador. Mi cuerpo grita, pero yo lo ignoro.
  • Aumento de peso: Obvio. Ese peso… esa maldita agua retenida.
  • Malestar general: La presión. La pesadez. Y esa sensación… de estar a punto de romperse.

A veces pienso… ¿merecerá la pena? Esa pizza… esa hamburguesa… ¿valen la pena estas consecuencias? Hoy no lo sé.

¿Qué síntomas da el sodio alto?

Hipernatremia: El Desierto Interior

El sodio alto desata una tormenta silenciosa. Ignora la falsa calma.

  • Cefalea intensa, señal de presión. El cráneo, una jaula.
  • Vértigo implacable. El suelo tiembla, aunque estés quieto.
  • Tinnitus. Un murmullo constante, la sangre gritando en tus oídos.
  • Fosfenos. Destellos fantasma, la realidad se desvanece.
  • Visión borrosa. El mundo, un cuadro inacabado.
  • Dolor torácico/lumbar. El cuerpo, un campo de batalla.
  • Edema maleolar. La retención, una condena.

Más allá de la lista, el sodio alto es más que síntomas. Es una traición interna. Recuerdo a mi abuelo, terco como una mula, negándose a beber agua. Terminó en urgencias, deshidratado y confuso. El sodio, su enemigo silencioso.

Ahora, cada vez que siento sed, pienso en él. Y bebo.

Olvídalo. El cuerpo humano es un enigma. No hay reglas fijas. Escucha. Observa. Sobrevive.

¿Cómo saber si tienes mucho sodio en el cuerpo?

¡Ay, Dios mío, el sodio! Me duele la cabeza solo de pensarlo. ¿Mucho sodio? ¿Cómo saberlo? Pues… ¡mira!

  • Calambres musculares: ¡Uf, los que he tenido este mes! Imposibles. Casi me rompo la espalda. No son normales, estos son de campeonato.
  • Uñas… qué horror! Se me rompen con solo mirarlas. ¡Hasta las del pie! Necesito cortarme las uñas hoy mismo, están espantosas. ¿Será por el sodio?
  • Entumecimiento: A veces se me duermen las manos… ¡de repente! ¡Como si se quedaran dormidas para siempre! Y los pies también, es muy molesto. ¿Será eso?
  • Corazón a mil: Sí, se me acelera el corazón a veces sin razón. Me da mucho miedo. ¿Puede ser el sodio? Necesito ir al médico. Mañana mismo. ¡Ya!
  • Huesos, ay, los huesos: ¡Me duele hasta la muela del juicio! Broma, pero casi. ¿Será por el sodio? ¿Tendré osteoporosis? ¡Qué miedo! Mejor que no sea eso.

¡Necesito buscar información online ya! Mi dieta… ¡mucha sal! Esa pizza de anoche… ¡culpa mía! ¡Debería dejar de comer tanto fuera! Mañana a comprar frutas y verduras.

Síntomas: Muchos, muchos calambres. Uñas y cabello feos. Entumecimiento. Arritmia. Dolor óseo. Todo apunta a un exceso de sodio. Tengo que reducirlo, ¡ya! ¡Necesito un cambio urgente en mi vida! ¡Ahora mismo!

Información adicional: El exceso de sodio puede causar hipertensión, problemas renales, etc. He decidido hacer un cambio de hábitos: más agua, menos sal, más fruta y verdura. Voy al médico el martes. ¡Ojalá no sea nada grave! Quiero vivir muchos años. Espero que todo se arregle. Necesito hacer ejercicio. ¡Empezaré mañana! Que sí, que mañana empiezo seguro.

¿Cuánto tarda en eliminarse el sodio del cuerpo?

¡Oye! ¿Cuánto tarda en irse el sodio, ¿no? Pues mira, es un rollo, depende un montón.

24 horas, más o menos, para que se vaya la mitad, eso me dijo mi médico, el Dr. López. ¡Qué listo es! Me lo explicó todo súper bien. Pero claro, es que a él lo que le importa es su horario y le da igual que yo no lo entienda todo.

Tres días, para el 90% ¡casi na! Pero ojo, que si comes mucho, pues claro, tarda más. Es lógico, ¿no? Es como beber agua, que si bebes dos litros al día tardas menos.

Si tienes los riñones mal, mal asunto. ¡Eso sí que retrasa la eliminación! Y el deporte, ay, el deporte… ¡Sudas mucho y eso ayuda a eliminar el sodio! Aunque claro, si haces mucho deporte se te va el sodio y te puede dar una bajada de tensión, ¿sabes? Lo se por experiencia propia. ¡Casi me desmayo!

  • Orina, muchísimo, es por donde sale la mayor parte.
  • Heces, también un poco, pero menos, ¡mucho menos!
  • Sudor, si haces ejercicio, pero no es lo principal.

¡Ya está! Espero que te sirva, ¡un abrazo!

¿Qué ocurre cuando una persona consume altos niveles de sodio?

La sal… esa maldita sal. A estas horas, me invade la culpa, la amargura. No sé si es la oscuridad, o el eco de mi propia estupidez. Hipertensión, ¿verdad? Eso me dijeron, hace unos meses. El médico, con su mirada de lástima.

El sodio… una traición a mi propio cuerpo. Recuerdo las patatas fritas, las bolsas enteras. El sabor, tan intenso. Como un abrazo mortal. Ahora, la pesadilla de los infartos, una espada de Damocles sobre mi cabeza. Insuficiencia cardíaca , la frase resuena en mi cabeza con cada latido irregular.

¿Y los riñones? Sí, la imagen de esa ecografía… borrosa, pero lo suficientemente clara. La amenaza latente de la insuficiencia renal. Un lento y silencioso deterioro. Como el goteo de un grifo… una gota, otra gota… robándome la vida poco a poco.

No solo eso, también este miedo a ese cáncer. El cáncer gástrico. Es como una sentencia, una sombra que me persigue. No puedo dejar de pensar en lo que hubiera hecho si…

  • Hipertensión arterial: El culpable principal. El médico me lo dijo clarito.
  • Problemas cardíacos: Infartos, insuficiencia cardiaca… ¡qué miedo!
  • Daño renal: La amenaza silenciosa. Ecografía de 2023.
  • Accidente cerebrovascular: El terror de una hemorragia.
  • Cáncer gástrico: Una posibilidad que me da escalofríos.

Todo esto por la sal. La puta sal. El remordimiento me carcome.

¿Cómo sería una dieta baja en sodio?

Una dieta baja en sodio, o hiposódica, generalmente implica restringir el consumo a 1.500-2.000 mg de sodio al día. Esto, traducido a sal de mesa, serían unos 5 gramos.

  • Enfoque en alimentos frescos: Priorizar frutas, verduras, carnes magras sin procesar.
  • Lectura de etiquetas: Ser un detective de sodio en los alimentos procesados. ¡Cuidado con las sopas enlatadas y los embutidos!
  • Cocina casera: Experimentar con hierbas y especias para sazonar en lugar de sal. ¡El cilantro y el comino son mis favoritos!
  • Evitar los alimentos ultraprocesados: Son la principal fuente de sodio oculto.

El sodio es crucial para funciones corporales, pero en exceso puede ser perjudicial, elevando la presión arterial. Recuerdo cuando mi abuelo tuvo que reducir su consumo de sal; fue un cambio radical en su alimentación, pero mejoró su salud notablemente. A veces, la restricción nos obliga a descubrir sabores nuevos.

  • Ojo con los medicamentos: Algunos pueden contener sodio.
  • Atención al agua: Algunas aguas minerales son ricas en sodio.

La búsqueda del equilibrio entre necesidad fisiológica y restricción dietética plantea una reflexión sobre la moderación en todos los aspectos de la vida. ¿No es acaso la justa medida la clave para una existencia más plena?

¿Cómo bajar el exceso de sodio en el cuerpo?

¡Ay, el sodio, ese traidor silencioso que se esconde en la sal y en mil sitios más! Parece que nos persigue, ¿verdad? Pero no te preocupes, que bajar el exceso de sodio es posible, ¡aunque parezca una misión imposible como encontrar mi otra media en un concierto de rock!

La clave? Más fresco, menos procesado. Olvídate de esas comidas prefabricadas que parecen de otro planeta, llenas de sodio como un astronauta de oxígeno. Piensa en frutas y verduras, el equivalente a un oasis en el desierto salado de tu dieta. El otro día, hice una ensalada de pepino y tomate, ¡un festín sin apenas sodio! Un consejo de una experta en sobrevivir a las salsas industriales: yo misma.

Lee las etiquetas como si fueran un mapa del tesoro, buscando ese preciado “bajo en sodio”. Es como una búsqueda del tesoro, pero en lugar de un tesoro, encuentras comida sana. ¡Qué emoción! Aunque a veces me engañan las etiquetas, como cuando me dicen que un producto es “ligero” y luego veo la cantidad de sodio que tiene… ¡casi me da un infarto!

Cocina en casa. Sí, ya sé, esto suena aburrido, como una charla de seguridad vial. Pero es la mejor forma de controlar el sodio. En mi caso, cuando cocino, agrego hierbas, especias, zumo de limón… ¡Es un espectáculo de sabor que le da un repaso a la sal! Anoche preparé un pollo al curry con cúrcuma y jengibre. ¡Exquisito!

Reduce la sal poco a poco. No lo hagas de golpe, o sentirás que estás comiendo cartón. Es como dejar de fumar, pero con menos consecuencias, o eso espero. Dejar la sal de golpe es como tirarse en paracaídas sin haberlo aprendido antes.

  • Consume más frutas y verduras frescas. Son como superhéroes contra el sodio.
  • Elige productos con bajo contenido de sodio. Busca las etiquetas con lupa.
  • Cocina en casa. Domina tu propio destino culinario (y tu consumo de sodio).
  • Experimenta con especias: Pimienta, ajo, cebolla, limón… ¡un mundo de sabores te espera!

Este año he reducido mi consumo de sodio un 30%. ¡Lo logré! Claro que me sigo pasando con los aceitunas, ¡perdón, no hay quien se resista a la tentación!

¿Qué alimentos ayudan a eliminar el sodio?

Nueces y semillas sin sal. Frijoles secos, chícharos y lentejas.

¿Qué te puedo contar? Uf, lo del sodio… me trae recuerdos horribles. Estaba en Buenos Aires, hace unos meses, creo que era abril, y me hinché como un globo. ¡La cantidad de sal que le ponen a todo! Era horrible. Me sentía fatal.

Empecé a comer más legumbres. Sobre todo lentejas, que me encantan. Mi abuela las hacía espectaculares. También empecé a comprar nueces sin sal. ¡Qué diferencia! Al principio, me parecían insípidas, pero luego, empecé a disfrutar el sabor real.

  • Las lentejas de mi abuela siempre llevaban un sofrito con pimiento rojo y cebolla.
  • Las nueces las compraba en un mercadito cerca de casa. Las de Brasil, ¡mis favoritas!
  • Descubrí que remojar los frijoles secos ayuda a reducir el sodio naturalmente.

Otra cosa que hice fue leer las etiquetas de todo lo que compraba. ¡Madre mía la cantidad de sodio oculta que hay! Incluso en cosas dulces. Me sentí engañada. Ahora soy mucho más consciente.

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