¿Cómo se llama a una persona no alcohólica?

Más allá de la etiqueta: Explorando la identidad del no bebedor

La pregunta “¿Cómo se llama a una persona no alcohólica?” parece sencilla, con una respuesta aparentemente directa: abstemio. Sin embargo, esta etiqueta, aunque útil en un contexto médico o estadístico, se queda corta a la hora de reflejar la complejidad de las razones y motivaciones que subyacen a la elección de abstenerse del alcohol. Reducir a un individuo a un simple “abstemio” ignora la rica diversidad de experiencias y perspectivas que se encuentran detrás de esta decisión.

Mientras que “abstemio” (o su variante “abstinente”) funciona como un término descriptivo, no captura la individualidad de la persona. Algunos pueden abstenerse por razones de salud, tras haber sufrido problemas relacionados con el alcoholismo o por precaución. Otros lo hacen por convicciones religiosas o filosóficas, considerando el alcohol incompatible con su estilo de vida o creencias. Otros más simplemente no disfrutan el sabor o el efecto del alcohol, o prefieren mantener un estilo de vida completamente sobrio por razones personales. En cada caso, la motivación es única y da forma a la identidad del individuo en relación con el alcohol.

Es crucial evitar etiquetar a las personas no bebedoras con un solo término. Utilizar “abstemio” puede resultar impersonal y hasta reduccionista, sugiriendo una categoría monolítica. En lugar de centrarnos en la etiqueta, deberíamos prestar atención a la narrativa individual. Reconocer la diversidad de razones tras la abstinencia nos permite comprender mejor las elecciones de cada persona y evitar prejuicios o estereotipos. Al fin y al cabo, la decisión de no beber es una elección personal, tan válida y diversa como cualquier otra faceta de la identidad humana.

Por lo tanto, aunque “abstemio” o “abstinente” sean términos aceptables en contextos específicos, es fundamental recordar que describen una acción, no la totalidad de una persona. La verdadera riqueza de comprender a un individuo que no consume alcohol reside en escuchar su historia, entender sus motivaciones y respetar su elección personal. Más allá de la etiqueta, se encuentra una persona con una historia única que merece ser reconocida y valorada en su totalidad.