¿Cómo se llama el proceso de limpiar la sangre?

El proceso de limpiar la sangre se llama purificación sanguínea. Si bien este término engloba varios métodos, el más conocido y utilizado cuando los riñones fallan es la hemodiálisis.

Hablemos un poco más en detalle sobre este procedimiento vital. La hemodiálisis, como su nombre indica (hemo: sangre, diálisis: separación), se basa en la separación de las impurezas de la sangre utilizando una máquina externa. Imaginemos un sistema de filtrado complejo y altamente especializado. La sangre del paciente, cargada de toxinas y exceso de líquidos debido a la insuficiencia renal, es extraída a través de un acceso vascular, generalmente en el brazo.

Esta sangre viaja a través de un circuito de tubos hasta llegar al corazón del sistema: el dializador, también conocido como “riñón artificial”. Dentro del dializador, ocurre la magia de la purificación. Este dispositivo cuenta con dos compartimentos separados por una membrana semipermeable. Por un lado circula la sangre del paciente y por el otro, un líquido de diálisis, una solución especialmente formulada para atraer las impurezas y el exceso de líquidos de la sangre.

La membrana semipermeable actúa como un filtro inteligente. Permite el paso de las moléculas pequeñas, como los desechos metabólicos (urea, creatinina) y el exceso de electrolitos, desde la sangre hacia el líquido de diálisis. Sin embargo, impide el paso de moléculas más grandes, como las proteínas y las células sanguíneas, manteniéndolas en el torrente sanguíneo.

Una vez que la sangre ha sido depurada de toxinas y el exceso de líquido ha sido eliminado, regresa al cuerpo del paciente a través del circuito de tubos, completando así el ciclo de la hemodiálisis. Este proceso, que suele durar varias horas y se repite varias veces por semana, permite a las personas con insuficiencia renal mantener un equilibrio químico en su organismo y vivir una vida más plena.

Además de la hemodiálisis, existen otros métodos de purificación sanguínea, como la hemofiltración, la hemodiafiltración y la diálisis peritoneal, cada una con sus particularidades y aplicaciones específicas. La elección del método más adecuado dependerá de las necesidades individuales de cada paciente y la evaluación médica correspondiente.