¿Cómo se llaman las personas que ven más colores?

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Las personas con tetracromatismo, una mutación genética, perciben una gama cromática significativamente ampliada, llegando a distinguir entre 500 y 1000 tonos más que la mayoría. Su capacidad se evalúa mediante pruebas especializadas que analizan la discriminación de colores muy similares.

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Más allá del arcoíris: El fascinante mundo de los tetracrómatas

Vivimos en un mundo vibrante, lleno de color, donde la mayoría de nosotros percibimos una paleta cromática rica y variada. Sin embargo, existe un grupo selecto de personas que experimentan el color de una manera que muchos solo podemos imaginar. ¿Cómo se les llama? Son los tetracrómatas, individuos dotados de una capacidad visual extraordinaria que les permite ver una gama de colores mucho más amplia que la del promedio.

La palabra “tetracromía” proviene del griego “tetra” (cuatro) y “chroma” (color), haciendo referencia a la presencia de cuatro tipos de células receptoras de color en el ojo, llamadas conos. La mayoría de los humanos son tricrómatas, es decir, poseemos tres tipos de conos que nos permiten percibir el rojo, el verde y el azul. La combinación de estas señales da lugar a la vasta gama de colores que experimentamos.

En cambio, los tetracrómatas, debido a una mutación genética, poseen un cuarto tipo de cono, lo que les confiere la capacidad de discriminar entre un número significativamente mayor de tonalidades. Se estima que un tetracrómata puede llegar a distinguir entre 500 y 1000 tonos más que una persona con visión tricromática. Imaginen la complejidad y riqueza de la experiencia visual de estas personas: diferencias sutiles en un cuadro, la complejidad de un atardecer o las infinitas variaciones en el verde de un bosque.

Pero, ¿cómo se determina si alguien es tetracrómata? La detección no es sencilla y requiere pruebas especializadas. Estas pruebas se centran en la capacidad del individuo para discriminar entre colores extremadamente similares, que para un ojo tricrómata aparecerían como el mismo tono. Se utilizan pruebas como el test de Farnsworth-Munsell 100 Hue, modificado para ser aún más sensible, que evalúan la capacidad de ordenar sutiles variaciones de color.

Es importante señalar que poseer la genética para la tetracromía no garantiza la manifestación de la visión tetracromática. Se cree que el cerebro necesita ser entrenado, desde la infancia, para interpretar la información adicional que proporciona el cuarto cono. Por lo tanto, muchas personas con la predisposición genética pueden no ser conscientes de su capacidad superior.

El estudio de los tetracrómatas no solo es fascinante desde un punto de vista científico, sino que también nos ofrece una nueva perspectiva sobre cómo percibimos la realidad. Nos invita a reflexionar sobre las limitaciones de nuestra propia visión y a apreciar la riqueza y complejidad del mundo que nos rodea, un mundo que algunos afortunados experimentan de una manera aún más profunda y vibrante.