¿Cuál es el tiempo máximo que puedes estar en una piscina?

El Tiempo Perfecto en la Piscina: Placer sin Riesgos

El verano llama, el sol brilla, y la tentadora piscina nos invita a un chapuzón refrescante. Pero, ¿cuánto tiempo podemos disfrutar de este placer acuático sin poner en riesgo nuestra salud? La respuesta, como en muchas cosas, es: depende. No existe un límite de tiempo universal, pero sí una serie de factores que influyen en el tiempo ideal que debemos pasar sumergidos.

La idea popular de que “más tiempo en la piscina es mejor” es un mito. Si bien el agua puede parecer refrescante, especialmente en días calurosos, permanecer en ella durante largos periodos puede tener consecuencias inesperadas. La inmersión prolongada, incluso en aguas templadas, puede provocar una disminución de la temperatura corporal, llevando a una hipotermia leve, caracterizada por escalofríos, temblores y somnolencia. Este efecto se intensifica con aguas más frías y vientos fuertes.

Por otro lado, la exposición prolongada al sol, aun estando dentro del agua, aumenta el riesgo de insolación y quemaduras solares. El agua, aunque pueda ofrecer una sensación de frescura, no bloquea completamente los rayos UV.

Para un adulto sano, se recomienda un tiempo máximo de inmersión continua entre una y dos horas. Este tiempo, sin embargo, debe ser flexible y ajustado a factores individuales como:

• Temperatura del agua: Aguas más frías acortan el tiempo de permanencia seguro.
• Condición física: Personas con problemas cardiovasculares o respiratorios deben limitar su tiempo aún más y consultar con su médico.
• Clima: En días muy calurosos y soleados, los descansos deben ser más frecuentes y prolongados.
• Actividad física: Si se realiza ejercicio acuático intenso, el tiempo de inmersión debe reducirse.
• Edad: Niños pequeños y personas mayores son más vulnerables a los cambios de temperatura y requieren una supervisión más cercana y tiempos de inmersión más cortos.

Es crucial intercalar periodos de descanso fuera del agua, buscando sombra y rehidratándose adecuadamente. Beber agua fresca con regularidad es esencial para evitar la deshidratación, un riesgo real incluso en entornos acuáticos.

En resumen, disfrutar de la piscina es una excelente forma de refrescarse y divertirse, pero la moderación es clave. Escuchar a nuestro cuerpo, prestando atención a señales como escalofríos, cansancio o mareos, nos ayudará a determinar cuándo es el momento de salir del agua y disfrutar de un descanso reparador. Priorizando la salud y la seguridad, podemos prolongar el placer del verano sin poner en riesgo nuestro bienestar.