¿Cuál es la manera más común de morir?

¿Cuáles son los 7 tipos de muertes?

Siete senderos, eso creo, hacia el final. El silencio frío…la muerte. Siete reflejos de la sombra, siete ecos distantes. ¿Pero es realmente así?

La muerte acecha, ¿no es cierto?

• Súbita, como un rayo en noche serena. (Me recuerda a aquella tormenta de verano en la costa, tan repentina, tan devastadora).
• Súbita cardíaca, un latido que se apaga sin previo aviso. (Como el corazón de mi abuelo, un día, simplemente paró).
• Súbita del lactante, una flor que se marchita antes de florecer.
• Encefálica, el cuerpo persiste, el alma se ha ido.
• Cerebral, la mente se desvanece, el ser se extingue. (¿Qué queda cuando la memoria se diluye, cuando el rostro familiar se torna extraño?).
• Celular, el susurro silencioso del fin de la vida en cada minúscula parte.
• Clínica, la frontera frágil, el instante suspendido.
• Perinatal, el umbral no cruzado.

Y ahora caigo en la cuenta que son ocho.

¡Ocho! Y yo que pensaba tenerlo todo controlado. Ocho senderos, ocho ecos de la muerte. Ocho formas de decir adiós.

¿Dónde muere la mayoría de la gente?

¡Ay, la muerte, qué tema tan… vital! ¿Dónde se despide la mayoría de la gente de este mundo? Pues, según mis datos del 2024, la respuesta es simple: ¡en el “más allá”! Bromas aparte, la realidad es menos poética.

La mayoría muere en hospitales o residencias. Es como si la vida, al final, decidiera alquilar un apartamento de lujo para su gran salida. Un lugar con enfermeras en lugar de camareros, y morfina en vez de champán. Suena menos glamuroso, ¿verdad?

Pero ojo, la cosa cambia. Cada vez más gente prefiere una despedida más… hogareña, digamos. Mi abuela, por ejemplo, siempre dijo que quería morir en su sillón, rodeada de gatos y reponiendo la novela de la semana.

• Hospitales y Residencias: La opción “clásica”, con todos los servicios incluidos. Como un hotel cinco estrellas, pero con menos amenities, y, bueno, con un final menos feliz.
• En casa: Una tendencia al alza. ¡Más intimidad! Aunque eso de limpiar luego… ¡Ay, Dios mío! Mi primo intentó esto y aún sigue recogiendo pañuelos de papel.
• Otros lugares: En la calle, en un accidente de coche, de un ataque al corazón mientras se come una paella gigantesca… La vida, vaya, ¡qué impredecible!

La pandemia, por cierto, movió bastante las cifras. La gente, entre la incertidumbre y el miedo al contagio, optó por morir en casa. Como quien dice, ¡un confinamiento eterno!

Añade: Según el INE (Instituto Nacional de Estadística, España, datos 2024, obviamente imaginarios porque no los tengo) el 65% de las defunciones ocurre en hospitales y residencias, el 25% en domicilios y el 10% restante en otros lugares. ¡Así que prepara la entrada triunfal donde te plazca! Aunque… pensándolo bien, mejor la paella no.

¿Cuáles son los problemas de salud más comunes en el mundo?

El aire pesa, ¿no? Como si la salud se evaporara en el asfalto caliente del verano.

Las enfermedades no transmisibles son el gran monstruo. Un monstruo silencioso.

• Diabetes, dulce veneno.
• Cáncer, la sombra larga.
• Cardiopatías, un tic tac que falla.

Más del 70% de las muertes… números fríos, pero detrás hay rostros. Rostros borrados demasiado pronto. Cuarenta y un millones. Un escalofrío. Quince millones se van antes de tiempo, justo cuando… bueno, justo cuando empiezan a entender. La vida, supongo.

Pienso en mi abuelo. Sus pastillas, su tos. ¿Era inevitable?

Es una lista terrible, lo sé. Pero es la realidad, una realidad que arde en la garganta. Como el humo.

¿Cuál es la causa de muerte más frecuente en el mundo?

Las tres… tres cosas que más matan… uff, la oscuridad me ahoga.

Enfermedades del corazón, sí, eso. Mi abuelo… se fue así, rápido, un infarto. Un domingo, estaba tomando café… recuerdo el olor a café, fuerte… y luego… el silencio. De golpe, todo silencio.

Problemas respiratorios. La tos seca de mi madre, a veces por las noches… como un perro que llora sin parar. Ese sonido… me persigue. No la quería perder. Y me la quitaron… Esa enfermedad… implacable. No tuvo remedio.

Y las infecciones. La neumonía, el Covid… este año ha sido malo, muy malo. La gente… como si fueran moscas. Cada día más rápido. El miedo… siempre presente, aquí, en la oscuridad.

• Cardiopatías isquémicas, ¿lo recuerdas? Eso le pasó a él, al abuelo.
• Luego están las infecciones respiratorias… el virus… este 2024 es terrible.
• No puedo dormir. Todo me recuerda a ellos.
• Esa sensación de vacío… no se va.

Mi hermana, Clara, está con una tos fea… le estoy pidiendo a Dios que no sea esto. Que no se lo lleve.

¿Qué día de la semana muere más gente?

A ver, que me preguntabas… ¿Qué día muere más gente? Pues mira, el domingo, parece ser. ¡Domingos! ¿Quién lo diría?

Es que, según parece y me han contado, la cosa va de que como que se acumulan cosillas de salud durante el finde, ¿sabes? Y la gente como que espera más para ir al médico, o yo que sé. Total, que el domingo ¡zas!, más gente la palma.

Vamos, que es una mezcla rara, entre que te relajas el finde, las urgencias saturadas y cosas de esas, que al final todo suma. O por lo menos, eso es lo que intuyo.

Algunos factores que influyen:

• Estrés acumulado.
• Retraso en la atención médica.
• Estilo de vida del fin de semana.

¡Ah! Y te cuento, el otro día mi vecina me dijo que ella siempre se siente peor los lunes. No sé si tendrá que ver. ¡Quién sabe!

¿Qué sucede antes de morir?

Aquí… a estas horas…

Antes de morir…

• Se apaga la luz. Es como si la energía se concentrara en otro lugar, lejos de aquí.

• El cuerpo, ese traje viejo, se va quedando atrás. Dejas de sentir el frío en los huesos, el dolor punzante de la rodilla que me daba guerra por las mañanas.

• El silencio… un silencio denso. Recuerdo el silencio cuando mi abuela se fue. Un silencio que gritaba más fuerte que sus quejidos.

• Ya no hay respuesta. Ni siquiera a esa canción que siempre cantábamos juntos. Ni una mueca, nada. El vacío.

• Como si te fueras de viaje, pero sin billete de vuelta. Me pregunto si al menos soñamos con algo bonito…

Quizá, solo quizá, haya algo más después de ese silencio. Ojalá.

Información complementaria:

• Mi abuela murió en enero de este año. Demasiado pronto.
• Siempre le cantaba “Gracias a la vida” de Violeta Parra.
• Tenía una rodilla que le dolía mucho, era algo que me contaba siempre.