¿Cuáles son las 4 fases de la putrefacción?

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La descomposición cadavérica, en medicina forense, se divide en cuatro fases: cromática (cambio de color), enfisematosa (hinchazón por gases), colicuativa (licuefacción de tejidos) y esqueletización (desaparición de partes blandas).
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La Danza de la Descomposición: Un Viaje a través de las Cuatro Fases de la Putrefacción

La muerte, un evento inevitable, inicia un proceso complejo y fascinante: la descomposición cadavérica. Para la medicina forense, este proceso no es simplemente un final, sino una cronología invaluable que permite estimar el momento del fallecimiento y, en ocasiones, determinar la causa de la muerte. La putrefacción, una de las etapas más visibles de este proceso, se divide en cuatro fases claramente diferenciadas, cada una con características únicas y fácilmente identificables por un experto. Comprender estas fases es crucial para la investigación criminal y la reconstrucción de los hechos.

1. Fase Cromática (o de Coloración): Esta primera fase, que comienza generalmente entre las 24 y 48 horas posteriores al fallecimiento (aunque puede variar según la temperatura ambiental y las condiciones del cuerpo), se caracteriza por el cambio de coloración de la piel. La hemoglobina, la proteína encargada del transporte de oxígeno en la sangre, comienza a degradarse. Este proceso se manifiesta como una lividez cadavérica –una coloración verdosa en el abdomen, especialmente en la fosa ilíaca derecha debido a la proliferación bacteriana en el ciego– que posteriormente se extiende al resto del cuerpo. Simultáneamente, se produce la aparición de manchas verdes, que inicialmente son sutiles y luego se intensifican, expandiéndose de manera irregular. La intensidad y extensión de este cambio de color son indicadores clave para el perito.

2. Fase Enfisematosa (o de Hinchazón): La segunda fase se caracteriza por la proliferación de bacterias anaerobias (que no necesitan oxígeno) en el interior del cuerpo. Estas bacterias producen una gran cantidad de gases, principalmente dióxido de carbono, metano, sulfuro de hidrógeno y amoniaco. Estos gases provocan la distensión del abdomen y otras partes del cuerpo, dando lugar a una hinchazón notable. El tejido subcutáneo se separa, formando ampollas llenas de líquido y gas, y el cuerpo puede aumentar significativamente de volumen. El olor fétido y característico de la putrefacción se hace mucho más intenso en esta fase, debido a la liberación de los gases mencionados. La presencia de estos gases también puede modificar la posición del cuerpo, lo cual es relevante para la investigación forense.

3. Fase Colicuativa (o de Licuefacción): A medida que la putrefacción avanza, la actividad bacteriana continúa degradando los tejidos blandos. En esta fase, los tejidos comienzan a licuarse, es decir, a perder su estructura sólida y convertirse en una masa pastosa. Los órganos internos se desintegran, y los tejidos superficiales se ablandan y se desgarran con facilidad. El olor es aún más repugnante e intenso que en la fase anterior, debido a la mayor degradación de las proteínas. La fase colicuativa es un proceso gradual, que comienza en las cavidades corporales y luego se extiende a la superficie del cuerpo. La observación de este proceso ayuda a determinar el tiempo transcurrido desde la muerte.

4. Fase de Esqueletización: En esta etapa final, la mayor parte de los tejidos blandos han sido descompuestos por la acción de bacterias, insectos y otros organismos. Queda principalmente el esqueleto, aunque puede haber restos de ligamentos y cartílagos. El proceso de esqueletización puede durar meses o incluso años, dependiendo de las condiciones ambientales, la presencia de insectos y la composición del suelo. El estudio de los huesos restantes, en esta fase, proporciona información valiosa sobre la edad, sexo, y posible causa de la muerte, aun después de una descomposición extensa.

Es importante destacar que estas cuatro fases no siempre se presentan de manera secuencial y perfectamente delimitada. Las condiciones ambientales, como la temperatura, la humedad y la presencia de insectos, influyen significativamente en la velocidad y el desarrollo de la putrefacción, lo que representa un desafío para la precisión en las estimaciones del tiempo transcurrido desde la muerte. La comprensión integral de cada fase, sin embargo, permite a los peritos forenses una reconstrucción más precisa de los acontecimientos que rodearon el fallecimiento, contribuyendo a la justicia y a la resolución de casos criminales.

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