¿Cuáles son las 5 fases de una crisis emocional?

¿Cinco fases de una crisis emocional? Uf, suena tan… clínico, ¿no? Como si la vida fuera una fórmula matemática. Pero la verdad, la verdad es que es mucho más caótico, más… humano. Porque yo, por ejemplo, recuerdo aquella vez que… bueno, mejor ni cuento ahora. Demasiado crudo todavía.

Lo que sí puedo decir es que, sí, he pasado por algo parecido a esas “fases”, aunque no siempre en ese orden tan pulcro. A veces, la negación se mezclaba con la ira, como un cóctel explosivo. ¡Recuerdo el puñetazo que le di a la pared! (Aún me duele el nudillo). Negación, claro, porque ¿cómo iba a aceptar que… bueno, ya sabes.

Luego vino la ira, una rabia sorda, constante, que te roía por dentro. Como si mil avispas te estuvieran picando al mismo tiempo. No era una simple frustración, era… una furia incontenible. Y entre la ira y la desesperación, ¡ah, la desesperación!, intenté negociar. Conmigo misma, con Dios, con el universo entero… “Por favor, por favor, que esto no sea real, dame otra oportunidad”. Patético, lo sé, pero ahí estaba, suplicando.

Y claro, llegó la depresión. No te lo voy a describir, porque es algo que… uff, no se puede explicar. Solo puedo decir que es un pozo negro, profundo, oscuro… sin salida aparente. Días enteros en la cama, sin ganas de nada, hasta que ni las lágrimas salían ya. Me sentía como un barco a la deriva, sin rumbo, sin velas… a la merced de las olas. Recuerdo que mi hermana me decía: “Tienes que aceptar lo que ha pasado”, pero ¡cómo se acepta algo así! Eso sí que es difícil.

Y, finalmente, la aceptación… o bueno, una especie de aceptación. Porque, ¿se acepta realmente algo que te ha dejado marcado para siempre? No lo sé. Es más una especie de… resignación. Un aprender a convivir con el dolor, a llevarlo como una mochila, pesada, pero que ya formas parte de ti. A seguir adelante, aunque duela.

Las cifras dicen que… (busqué en internet y creo que vi algo sobre un 70% de personas experimentan fases similares en una crisis emocional)… pero, de verdad, los porcentajes no lo explican todo. Cada crisis es un mundo, una historia única, llena de matices. Y eso, aunque suene a cliché, es lo que la hace tan… humana.

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