¿Cuáles son los síntomas de un alcoholico cuando deja de tomar?

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La abstinencia alcohólica provoca síntomas físicos (insomnio, dolor, náuseas) y emocionales (irritabilidad, ansiedad, depresión). Estos síntomas, derivados de la disrupción física y la retirada de la sustancia, causan malestar significativo. El origen de la disforia se atribuye a factores fisiológicos y psicológicos.

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¡Ay, dejar el alcohol! Es un tema que toca muy de cerca, ¿verdad? Porque, bueno, ¿quién no conoce a alguien que ha luchado con eso? O incluso, seamos honestos, quién no ha pensado alguna vez en cómo sería dejarlo…

Y hablando de dejarlo, te cuento lo que pasa cuando un alcohólico dice “basta”. No es un camino de rosas, ni mucho menos. Los síntomas, ay, los síntomas… Son como un terremoto dentro del cuerpo y la mente.

Fíjate, el cuerpo se rebela: insomnio, que no pegas ojo ni queriendo, dolores que te taladran los huesos, náuseas que te dejan hecho polvo. ¿Te imaginas? ¡Un horror! Y eso sin mencionar la irritabilidad, la ansiedad que te carcome por dentro, y esa depresión que te hace ver todo negro, negrísimo.

Es que claro, tu cuerpo y tu mente estaban acostumbrados a esa “dosis” de alcohol, ¿no? Y de repente, ¡zas!, se la quitas. Es como quitarle el caramelo a un niño pequeño. Imagina el berrinche que se monta, pues algo parecido pasa dentro de uno.

Dicen que todo esto es porque el cuerpo sufre una especie de “disrupción física” y “retirada de la sustancia”. Suena muy técnico, ¿verdad? Pero, en resumen, es que el organismo está pidiendo a gritos lo que ya no le estás dando.

Y la disforia, esa sensación de malestar general, de que nada te gusta, de que todo te da igual… Uf, esa es especialmente dura. Parece que se debe, según los que saben, a una mezcla de factores fisiológicos y psicológicos. O sea, que el cuerpo está mal, pero la cabeza tampoco ayuda, ¿entiendes?

Yo recuerdo a un amigo, Juan, que intentó dejarlo varias veces. Cada vez era una lucha titánica. Lo más duro era verlo sufrir esos síntomas. Al principio, pensaba que era “cosa de voluntad”, pero después entendí que era algo mucho más profundo, algo que lo estaba destrozando por dentro.

Así que, ya sabes, si estás pensando en dejar el alcohol, o conoces a alguien que lo está intentando, ten paciencia. Es un camino difícil, pero no imposible. Y sobre todo, busca ayuda. ¡No estás solo!

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