¿Cuándo alarmarse con un lunar?

¿Cómo saber cuándo un lunar es peligroso?

¡Uy, qué susto me dio el lunar de mi tía! Estaba enorme, en su espalda, cerca de la cintura. Recuerdo que era julio de 2024, un calor infernal en Sevilla. Nos dimos cuenta porque estaba inflamado, ¡rojo intenso!, y le dolía al tocarlo. Parecía que sangraba un poco, una gotita minúscula, pero ahí estaba. Ella estaba muy nerviosa, yo también.

Cambios importantes a vigilar:

• Color: El cambio de color es clave. El de mi tía pasó de marrón oscuro a un rojo alarmante.
• Tamaño: ¡Creció mucho, de golpe! No era un crecimiento gradual como los lunares de mi infancia. Era irregular, un borde desdibujado.
• Forma: Ya no era redondo, se había deformado… ¡una auténtica pesadilla!
• Textura: Se sentía rugoso, antes era liso.
• Altura: Se elevaba más de lo normal.

Fue al dermatólogo, una espera larga en el Hospital Virgen del Rocío. La biopsia confirmó que era benigno, ¡menuda alegría! Pero el susto… Aquel momento, la imagen de aquel lunar inflamado, se grabó a fuego en mi mente. Aún se me pone la piel de gallina al recordarlo. Mucho cuidado con los lunares.

Después de todo, aprendí:

• Revisar mis lunares regularmente.
• Buscar cambios en la “regla ABCDE”: Asimetría, Bordes irregulares, Color irregular, Diámetro mayor de 6 mm, Evolución (cambios rápidos).
• Consultar a un dermatólogo ante cualquier duda. Nunca está de más. Mi tía, gracias a su rápida reacción, evitó problemas mayores. ¡Qué susto!

¿Cómo darse cuenta si un lunar es maligno?

Aquí, a oscuras… mirando el techo. Otra noche más… pensando en eso… en mi lunar. El de la espalda, el que me preocupa. Tiene… un borde raro, ¿no? Como… desdibujado. No sé… siempre estuvo ahí, pero ahora… me da miedo.

Se me hace un nudo en el estómago cada vez que lo miro. Me miro al espejo, lo toco… y me pregunto. ¿Será maligno? Dios… ojalá no. El miedo… es un monstruo silencioso, ¿sabes? Te roe por dentro, sin que puedas hacer nada.

Recuerdo a mi abuela… ella tuvo… Eso es lo que más me asusta. Sufrió tanto… y la imagen de su lucha… me persigue. Por eso, esta obsesión. Este mirar… esta espera… Es una tortura.

La regla ABCDE… asimétrico… bordes irregulares… Sí, sí… lo he leído. Lo vi en un folleto en la consulta del doctor Ruiz el mes pasado. Pero… ¿y si me equivoco? ¿Y si ya es demasiado tarde?

Este año… me he obsesionado. Estoy siempre revisándolo. Es horrible, ya me tiene vuelta loca. Necesito que me revisen. Sí. Lo necesito. Tengo que pedir una cita. Mañana mismo… aunque me tiemblen las manos.

• Asimetría: Una mitad diferente a la otra.
• Bordes irregulares: No son uniformes.
• Color: Cambios de color.
• Diámetro: Mayor a 6 mm.
• Evolución: Cambia de forma, tamaño o relieve.

Mi madre tuvo melanoma en 2023. Eso lo cambió todo. Ahora… estoy constantemente vigilando mi piel. No puedo evitarlo. Es una pesadilla. Un mal presentimiento persistente… como una sombra.

¿Cómo saber si un lunar es peligroso o no?

La clave reside en la observación minuciosa. Un cambio significativo en un lunar, por mínimo que parezca, puede ser un indicador crucial. Recuerdo a mi abuela, que siempre revisaba sus lunares con un espejo de aumento. ¡Una práctica que deberíamos adoptar todos!

¿Pero qué cambios son realmente preocupantes? Aquí te dejo algunos puntos a considerar:

• Asimetría: Un lunar irregular, con mitades que no coinciden, es sospechoso. Piensa en una mariposa: sus alas son simétricas. Un lunar maligno no lo será.
• Bordes irregulares: A diferencia de un lunar benigno, de bordes bien definidos, los peligrosos presentan contornos difusos, como si se “desbordaran”. ¡Una imagen vale más que mil palabras!
• Coloración heterogénea: La presencia de varios tonos (negro, marrón, rojo, azul) en un mismo lunar, es una señal de alarma. El color uniforme suele ser un buen indicio, aunque no una garantía absoluta.
• Diámetro: Un lunar de más de 6 milímetros (más grande que una goma de borrar) requiere atención inmediata. Es un dato objetivo fácil de comprobar.
• Evolución: Cualquier cambio en el tamaño, altura, forma, color, o incluso picor o sangrado, justifica una consulta con un dermatólogo. ¡No hay que subestimar la evolución!

La prevención es fundamental, pero la detección temprana es vital. Pensar en ello como una forma de cuidar nuestro cuerpo y nuestra salud mental, sin dramas. Visita a tu dermatólogo anualmente para chequeos de lunares.

Nota final: Aunque esta información es orientativa, no sustituye la opinión de un profesional. La autoobservación es importante, pero la consulta médica es indispensable. He revisado mis lunares hace unos días, ¡y todo perfecto!

Información adicional: El melanoma, el tipo más agresivo de cáncer de piel, a menudo se manifiesta a través de lunares que cambian. La detección precoz es fundamental para un tratamiento efectivo. Recuerda que la información aquí proporcionada no es un diagnóstico. Consulta siempre a un profesional de la salud. ¡La salud es lo primero!