¿Cuándo tomar pastillas electrolíticas?

Vale, vamos a darle un toque personal a esto. A ver qué sale:

¿Cuándo tomar esas pastillitas de electrolitos? A mí me han salvado el pellejo, ¿eh?

Vale, a ver, he estado ahí, ¿sabes? Corriendo bajo el sol, sintiendo que me desmayo, preguntándome si la vida tiene sentido… y luego ¡BAM! pastilla de electrolitos y vuelta a la vida. Pero, ¿cuándo exactamente hay que tomarlas? No es tan complicado como parece, te lo digo yo.

• Antes, durante y después del ejercicio… pero no te pases. Imagínate que vas a correr una maratón (yo no, gracias, prefiero el sofá, jaja) o simplemente vas a hacer una sesión de yoga intensa. Tómatela antes para prepararte, durante para mantener el ritmo, y después para recuperarte. ¿Qué si es imprescindible? Pues, depende. Si vas a hacer algo ligerito, con agua vale. Pero si vas a sudar la gota gorda, ¡no te olvides!

• Una tableta cada hora, disuelta en agua. Aquí viene lo práctico. ¿Te acuerdas cuando me tomé tres pastillas seguidas pensando que iba a correr más rápido? Error garrafal. Me sentí fatal del estómago. Mejor poco a poco, como dice el dicho. Diluye esa pastilla en agua, disfrútala. Te juro que sabe a gloria cuando estás deshidratado. ¿Sabes a qué me refiero, verdad?

• Máximo 2 tabletas diarias. Esta es importante, ¡ojo! No te excedas, por favor. Más no siempre es mejor. Un amigo mío se tomó cuatro en un día porque estaba entrenando para una carrera y le dio un calambre horrible. Aprendizaje: escucha a tu cuerpo. ¿De verdad necesitas más de dos? Probablemente no. Confía en mí, he aprendido a la mala.

En resumen, las pastillas de electrolitos son un life saver en ciertas situaciones, pero úsalas con cabeza. No son la panacea, pero te pueden ayudar un montón. Y tú, ¿las has probado alguna vez? ¿Qué tal te fue? Me encantaría saber tu experiencia.