¿Nacen más bebés durante la luna llena?

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La asociación entre la luna llena y un aumento de nacimientos es un mito popular sin evidencia científica que lo respalde. Numerosas investigaciones refutan esta creencia, demostrando que las fases lunares no influyen en la frecuencia de los partos.
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El mito de la luna llena y el aumento de nacimientos

La creencia popular de que nacen más bebés durante la luna llena es un mito infundado que ha persistido durante siglos. Sin embargo, la evidencia científica ha refutado repetidamente esta afirmación, demostrando que no existe una correlación entre las fases lunares y la frecuencia de los partos.

Estudios científicos

Numerosos estudios han investigado la relación entre la luna llena y los nacimientos. Uno de los análisis más completos fue realizado por el Instituto Nacional de Salud y Bienestar de Finlandia, que analizó datos de más de 1,5 millones de nacimientos durante un período de 20 años. El estudio no encontró evidencia de un aumento en el número de nacimientos durante la luna llena.

Otro estudio, publicado en la revista “Pediatrics”, analizó datos de más de 120.000 nacimientos en Estados Unidos. El estudio tampoco encontró una relación significativa entre las fases lunares y la frecuencia de los partos.

Explicación del mito

El mito de la luna llena y el aumento de nacimientos puede atribuirse a varios factores:

  • Sesgo de confirmación: Las personas tienden a recordar los casos en los que los bebés nacen durante la luna llena, ignorando los casos en los que no lo hacen.
  • Efecto placebo: El hecho de creer que la luna llena puede influir en los nacimientos puede crear expectativas que pueden influir en los resultados.
  • Historia y folklore: La creencia en la influencia de la luna en los nacimientos se remonta a la antigüedad, cuando la gente creía que la luna ejercía una influencia sobre los fluidos corporales.

Conclusión

La evidencia científica abrumadora refuta la creencia de que nacen más bebés durante la luna llena. Las fases lunares no tienen ningún efecto sobre la frecuencia de los partos. Este mito es un ejemplo de cómo las creencias populares pueden persistir a pesar de la falta de evidencia científica que las respalde.