¿Qué daños puede ocasionar el diclofenaco?

Ay, el diclofenaco… ¿Quién no lo ha tomado alguna vez para ese dolor de cabeza que te parte la cabeza, o para esa lumbalgia que te deja doblado como un pretzel? Yo misma, más de una vez, he recurrido a él. Pero, ¿a qué precio? Porque sí, amigos, el alivio que ofrece a veces tiene un coste, y no me refiero solo a los euros que cuesta en la farmacia.

El estómago, ay, el estómago… A mí, una vez, después de una semana de dolores horribles en la espalda, me dejó un malestar tremendo. ¿Recuerdas esa sensación de ardor? Como si tuvieses un volcán en miniatura ahí dentro. Vómitos, sí, incluso con algo de sangre… Menos mal que no fue nada grave, pero la experiencia me marcó, ¿sabes? Te lo aseguro, no fue nada agradable.

El prospecto, claro, lo dice: dolor de estómago y vómitos… casi lo minimiza, ¿no te parece? Hablan de “sangrado interno severo que requiera transfusión sanguínea”… ¡una transfusión! Suena como algo sacado de una película de terror. Y es que, claro, una cosa es leerlo en un prospecto, y otra es vivirlo.

Leí por ahí, no recuerdo dónde, que una sobredosis leve generalmente no tiene consecuencias graves… pero ¿quién mide exactamente una sobredosis leve? Es una frase que me deja con esa sensación, ¿sabes? como de incertidumbre, de que… mejor prevenir que curar. Porque a veces, por más que quieras creer que “ya pasó”, esas pequeñas molestias gástricas que te quedan después, te recuerdan que algo pasó.

En fin, que con el diclofenaco, como con casi todo en la vida, hay que tener cuidado. No es un caramelo. El alivio inmediato no debe eclipsar los posibles riesgos a largo plazo. O, al menos, esa es mi opinión, basada en mi experiencia, ¿no? Y si tienes un dolor fuerte, mejor consulta con un médico, ¿vale? Porque la salud no tiene precio.

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