¿Qué debo tomar para recuperar los riñones?

¿Qué es lo mejor para recuperar los riñones?

Lo mejor para ayudar a tus riñones es una dieta equilibrada. ¡Y agua, mucha agua!

Te cuento, hace unos meses, mi abuela, la que siempre hace los mejores buñuelos, empezó a sentirse fatal. De repente. Dolor de espalda constante, hinchazón en los pies… Y cuando fue al médico, ¡zas!, problemas con los riñones.

Ella, que siempre ha sido de echarle sal a todo (y de comer embutidos como si no hubiera un mañana), tuvo que cambiar radicalmente. Adiós a las morcillas de León, hola a las verduras al vapor.

• Empezó a beber agua como si fuera un camello en el desierto, ¡literal! De hecho, mi tía le compró una botella gigante con medidor.
• Redujo la sal drásticamente. Descubrió que la comida también sabe rica sin tanta sal. ¿Quién lo diría?
• Adiós a las carnes procesadas. Se pasó al pescado blanco y al pollo a la plancha. ¡Un aburrimiento, según ella!

Al principio, fue un drama. Ella protestaba todo el rato. Pero, poco a poco, los resultados empezaron a notarse. La hinchazón disminuyó, el dolor de espalda se hizo más llevadero y, lo más importante, los análisis mejoraron.

Ahora, mi abuela sigue cuidándose, aunque de vez en cuando se permite algún capricho. Pero ya sabe: ¡agua, verduras y menos sal!

¿Cómo limpiar los riñones rápidamente?

Hidratación: Agua. Siempre. Sin más.

• Reduce sal. La presión sube, los riñones sufren. Fácil.

Antioxidantes: Bayas, uvas, manzanas. El color importa. Como en la vida.

• Proteínas magras. Pollo, pescado. Moderación, no obsesión.

Azúcar: Evitar. Obvio, ¿no?

• Grasas buenas: Aguacate, aceite de oliva. El cuerpo las necesita.
• Alcohol: Controlar. O te controlará. Memento mori.

Detalles:

• El potasio ayuda. Plátanos, espinacas.
• Infusiones diuréticas: Cola de caballo, diente de león. Si te gustan.
• Perejil: Dicen que es bueno. No sé.
• Arándanos rojos: Para infecciones urinarias. Que no es lo mismo que limpiar los riñones. O sí.
• Vinagre de manzana: Muy diluido. Ojo con el esmalte dental.
• Zumo de limón: Alcalinizante. Supuestamente.

No esperes milagros. Los riñones son complejos. Una vez fui al médico y… mejor no cuento. Si hay problemas, consulta. Es lo que toca.

¿Qué puede regenerar los riñones?

¡Regenerar, regenerar! ¿Los riñones? ¡Casi nada! Es como intentar que un cactus dé mangos. ¡Imposible! Pero, ¡ojo!, puedes cuidarlos, que es lo importante.

Para mantenerlos a tope, haz lo siguiente:

• Dieta equilibrada: ¡Adiós a las salchichas como si fueran el demonio! Baja el sodio, dile “ciao” a las carnes procesadas, y come como si fueras un conejo… ¡pero con más sabor!

• Hidrátate como un campeón: De 1.5 a 2 litros de agua al día. ¡Como si fueras un camello preparándose para cruzar el desierto! El agua es tu amiga, la toxina, tu enemiga.

• ¡Mueve el esqueleto! Haz ejercicio regularmente. ¡No te quedes como una estatua! Sal a caminar, baila, ¡lo que sea!

• No te pases con los medicamentos: ¡Algunos son más malos que la suegra en Nochebuena! Consulta a tu médico antes de tomar cualquier cosa.

¡Y recuerda! Si sientes algo raro, ¡al médico corriendo! No esperes a que tus riñones te manden una postal desde el otro barrio. ¡Más vale prevenir que lamentar!

¿Cómo sé si estoy mal de los riñones?

¡Uf!, fue horrible. Julio de este año. Estaba en casa de mi abuela en Alcalá de Henares, hacía un calor infernal. De repente, un dolor en la espalda, agudo, como una puñalada. Sudaba frío, me sentía débil, ¡como si me hubieran desconectado de la corriente! Pensé que era una contractura, pero el dolor irradiaba a las costillas, ¡me faltaba el aire!

Luego vinieron los vómitos, incesantes. Un mareo espantoso, todo daba vueltas. Mi abuela, ¡qué susto se llevó! Me llevó al hospital, en Urgencias me hicieron un montón de pruebas, analíticas, ecografías… El doctor, con una expresión seria que me heló la sangre, me dijo que tenía una infección renal grave.

El dolor, la náusea, la debilidad, eran insoportables. Estuve ingresada varios días, con suero, antibióticos… Ahora estoy mucho mejor, pero el susto… ¡qué susto!

Síntomas que recuerdo claramente:

• Dolor intenso en la espalda, irradiando a las costillas.
• Vómitos constantes y fuertes.
• Mareos intensos, sensación de desmayo.
• Debilidad extrema.
• Sudoración fría.

Después del alta me recomendaron:

• Dieta baja en proteínas y fosfato.
• Tomar mucho líquido.
• Control regular de la función renal.

¡Ese calor de julio! Nunca olvidaré ese mal rato. Aún me duele un poco la espalda. ¡Qué miedo! La verdad es que ahora me cuido mucho más. Si siento algo extraño, corro al médico. He cambiado mis hábitos alimenticios totalmente.