¿Qué es el tratamiento secundario?

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El tratamiento secundario del agua, tras la eliminación de sólidos, consiste en procesos biológicos que degradan la materia orgánica disuelta, mejorando la calidad del agua para su posterior reutilización o descarga. Se utilizan microorganismos para oxidar la materia contaminante.
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El Tratamiento Secundario del Agua: Biodegradación para una Calidad Superior

El agua, un recurso vital, requiere un tratamiento cuidadoso para garantizar su potabilidad y seguridad para su uso. Tras la eliminación inicial de sólidos en suspensión (tratamiento primario), el tratamiento secundario toma el relevo, centrándose en la eliminación de la materia orgánica disuelta. Este proceso, crucial para la calidad del agua, se basa en la acción de microorganismos, ofreciendo una solución natural y efectiva.

El tratamiento secundario, en esencia, es una etapa de biodegradación. Tras la separación de los sólidos, el agua residual contiene una variedad de compuestos orgánicos disueltos, provenientes de aguas residuales domésticas e industriales. Estos compuestos, si no son tratados, pueden representar un riesgo para la salud humana y el medio ambiente. El tratamiento secundario actúa como un filtro biológico, utilizando microorganismos, principalmente bacterias y hongos, para descomponer esta materia orgánica.

Estos microorganismos, presentes en el agua residual, actúan como una especie de “depuradores naturales”, utilizando la materia orgánica como fuente de alimento. Mediante procesos metabólicos, la degradan en productos más simples, como dióxido de carbono, agua y biomasa. El proceso se lleva a cabo en tanques aeróbicos, donde la presencia de oxígeno es esencial para el crecimiento y actividad de estos microorganismos. El diseño de estos tanques, incluyendo la agitación y el aireamiento adecuados, es crucial para optimizar la eficiencia del proceso.

La eficiencia del tratamiento secundario no sólo reside en la eliminación de la materia orgánica disuelta, sino también en la disminución de la demanda bioquímica de oxígeno (DBO) y la demanda química de oxígeno (DQO). Estos parámetros indican la cantidad de oxígeno necesario para la degradación de la materia orgánica, y su reducción es un indicador clave de la efectividad del proceso. Al reducir la carga contaminante, el agua se prepara para su reutilización en procesos industriales, riego agrícola o, en muchos casos, para su descarga controlada en cuerpos hídricos, minimizando el impacto ambiental.

El tratamiento secundario, por tanto, no solo mejora la calidad del agua sino que también contribuye a la sostenibilidad ambiental. Al eliminar la materia orgánica, se reduce la proliferación de algas y bacterias en ríos y lagos, evitando la eutrofización y preservando la biodiversidad acuática. Su aplicación, combinada con otros tratamientos, es fundamental para un manejo responsable del agua y la protección de los ecosistemas. Además, es un pilar fundamental en las plantas de tratamiento de aguas residuales modernas, asegurando una adecuada depuración antes de la liberación al medio ambiente.

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