¿Qué es salud en mis propias palabras?

La Salud: Un Equilibrio Personal y Dinámico

En la inmensidad de definiciones y enfoques sobre la salud, reducirla a una única fórmula resulta una tarea incompleta. Para mí, la salud trasciende la simple ausencia de enfermedad; es una experiencia vibrante y multifacética que se construye día a día.

La salud, en esencia, es un estado de bienestar integral. Es una sinfonía donde lo físico y lo mental se entrelazan, creando una melodía de armonía interna. No se trata solo de un cuerpo libre de dolencias, sino también de una mente en paz y un espíritu en constante crecimiento.

Esta definición se alimenta de una sensación subjetiva de equilibrio. Es un sentimiento profundo de estar bien con uno mismo, una paz interior que se manifiesta en la energía con la que abordamos cada día, en la capacidad de disfrutar de los pequeños placeres de la vida, y en la resiliencia para enfrentar los desafíos que inevitablemente surgen. Esta sensación es personal e intransferible; cada uno experimenta la salud de manera única, influenciada por sus vivencias, creencias y entorno.

Pero esta percepción subjetiva debe encontrar su correlato en la realidad objetiva. La salud se confirma objetivamente por la ausencia de enfermedades. Esto implica que los marcadores biológicos y clínicos, los resultados de análisis y evaluaciones médicas, deben apuntar hacia un funcionamiento óptimo del organismo. No se trata de ignorar las vulnerabilidades inherentes a la condición humana, sino de gestionarlas y mitigarlas a través de hábitos saludables y la búsqueda de atención médica cuando sea necesario.

Finalmente, la salud se nutre de la presencia de factores que favorecen el buen funcionamiento del cuerpo y la mente. Estos factores son diversos y abarcan desde una alimentación equilibrada y la práctica regular de ejercicio físico, hasta la calidad del descanso, la gestión del estrés, las relaciones interpersonales significativas y el cultivo de la creatividad y la curiosidad. Es un estilo de vida consciente y proactivo, donde se prioriza el bienestar a largo plazo por encima de la gratificación inmediata.

En resumen, la salud no es un destino final, sino un camino continuo. Es un equilibrio dinámico que debemos cultivar y mantener, adaptándonos a las diferentes etapas de la vida y a las circunstancias cambiantes. Es una responsabilidad individual, pero también un derecho social que debe ser garantizado para todos. Para mí, la salud es, en definitiva, la llave para vivir una vida plena y significativa.