¿Qué hace la manzanilla en el sistema nervioso?

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La manzanilla, gracias a su efecto calmante y relajante, contribuye a aliviar la ansiedad. Su compuesto crisina facilita la conciliación del sueño, incluso en situaciones de estrés, siendo beneficiosa para quienes sufren trastornos de ansiedad generalizada.

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El Susurro Calmante de la Manzanilla: Su Influencia en el Sistema Nervioso

La manzanilla, esa humilde flor de aroma dulce y reconfortante, lleva siglos siendo utilizada por sus propiedades medicinales. Más allá de su fama como digestiva, su impacto en el sistema nervioso central es un campo de creciente interés científico, revelando un complejo mecanismo de acción que explica sus efectos calmantes y relajantes. A diferencia de las afirmaciones generalizadas que abundan en internet, este artículo se centrará en los mecanismos específicos, evitando simplificaciones excesivas y profundizando en el papel de sus componentes activos.

El efecto ansiolítico de la manzanilla no es simplemente un efecto placebo. Su acción se relaciona principalmente con la presencia de crisina, un flavonoide con propiedades sedantes y ansiolíticas. La crisina actúa modulando la actividad de ciertos neurotransmisores en el cerebro, interfiriendo con la señalización del ácido gamma-aminobutírico (GABA). El GABA es un neurotransmisor inhibidor, lo que significa que reduce la actividad neuronal. Al potenciar la acción del GABA, la crisina contribuye a disminuir la excitabilidad neuronal, reduciendo la sensación de ansiedad y promoviendo la relajación. Esto se traduce en una disminución de la frecuencia cardíaca, la presión arterial y la tensión muscular, síntomas comúnmente asociados con la ansiedad.

Pero la acción de la crisina no es la única responsable de los efectos de la manzanilla en el sistema nervioso. Otros compuestos presentes, como los flavonoides apigenina y luteolina, también contribuyen a su efecto calmante. Estos compuestos poseen propiedades antioxidantes y antiinflamatorias que pueden reducir el estrés oxidativo en el cerebro, un factor que se ha relacionado con diversas enfermedades neurológicas y trastornos del estado de ánimo. Además, la apigenina exhibe afinidad por los receptores benzodiazepínicos, reforzando aún más su efecto ansiolítico y facilitando la conciliación del sueño.

Si bien la manzanilla se presenta como un auxiliar efectivo para aliviar la ansiedad y mejorar la calidad del sueño, es crucial destacar que no reemplaza un tratamiento médico profesional. Para quienes sufren de trastornos de ansiedad generalizada o insomnio crónico, la manzanilla puede ser un complemento útil bajo supervisión médica, pero nunca un sustituto de la terapia o la medicación prescrita. Su uso debe ser prudente, especialmente en mujeres embarazadas o en periodo de lactancia, así como en personas que toman medicación concomitante, consultando siempre con un profesional de la salud antes de su incorporación a la rutina diaria.

En resumen, la acción de la manzanilla en el sistema nervioso se debe a una sinergia de compuestos bioactivos, principalmente la crisina, apigenina y luteolina, que modulan la neurotransmisión, reducen el estrés oxidativo y promueven la relajación. Sin embargo, es esencial recordar su papel como complemento terapéutico, nunca como un tratamiento único para trastornos complejos del sistema nervioso. La investigación continúa desvelando las complejidades de su interacción con el organismo, prometiendo una comprensión aún más profunda de sus beneficios en el futuro.