¿Qué hacer para subir la vitamina D?

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El pescado graso (atún, salmón, caballa) y el hígado son excelentes fuentes de vitamina D. El queso, las yemas de huevo y los champiñones también la contienen en menor medida.

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Baños de sol y bocados de sabor: Cómo aumentar tus niveles de vitamina D

La vitamina D, apodada la “vitamina del sol”, juega un papel crucial en nuestra salud, desde fortalecer nuestros huesos hasta modular nuestro sistema inmunológico. Si bien nuestro cuerpo puede producirla a través de la exposición solar, factores como el estilo de vida moderno, la latitud geográfica y el uso de protector solar pueden dificultar la obtención de suficiente vitamina D. Por ello, además del sol, incorporar ciertos alimentos y hábitos a nuestra rutina puede marcar la diferencia.

El sol sigue siendo la fuente principal y más eficiente. Exponer brazos y piernas al sol del mediodía durante 10-30 minutos, varias veces a la semana, es generalmente suficiente para la mayoría de las personas. Sin embargo, es crucial encontrar un equilibrio, ya que la sobreexposición puede ser perjudicial para la piel. Recuerda que la intensidad del sol varía según la estación y la ubicación geográfica. En invierno, o en latitudes altas, la producción de vitamina D a través del sol puede ser mínima.

Además de los baños de sol responsables, enriquecer nuestra dieta con alimentos ricos en vitamina D es fundamental. Más allá de las conocidas fuentes como el pescado graso (atún, salmón, caballa) y el hígado, existen otras opciones que, si bien aportan en menor medida, contribuyen al objetivo. El queso, especialmente algunos tipos como el cheddar, las yemas de huevo y ciertos hongos, como los champiñones expuestos a luz ultravioleta, pueden complementar la ingesta de esta vitamina.

Incorporar estos alimentos de forma regular y creativa puede ser clave. Imagina un desayuno con huevos revueltos con champiñones salteados, o una ensalada con salmón a la plancha y queso feta. Las posibilidades son infinitas y deliciosas.

No obstante, la suplementación también puede ser una opción, especialmente para personas con deficiencia diagnosticada, mujeres embarazadas o en periodo de lactancia, y personas mayores. Es fundamental consultar con un profesional de la salud antes de comenzar cualquier suplemento, para determinar la dosis adecuada y evitar posibles interacciones con otros medicamentos.

Finalmente, llevar un estilo de vida saludable en general contribuye a la absorción y utilización de la vitamina D. Mantener un peso saludable, realizar ejercicio regularmente y evitar el consumo excesivo de alcohol y tabaco son hábitos que benefician la salud en su conjunto, incluyendo la optimización de los niveles de vitamina D.

En conclusión, alcanzar niveles óptimos de vitamina D requiere un enfoque holístico que combine la exposición solar responsable, una dieta equilibrada y, en algunos casos, la suplementación guiada por un profesional. Cuidar nuestra salud ósea, inmunológica y general está al alcance de nuestra mano, con pequeños cambios que marcan una gran diferencia.