¿Qué hormonas se liberan al nadar?

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La actividad física acuática estimula la liberación de serotonina y dopamina, neurotransmisores que mejoran el estado de ánimo y la función cognitiva, incluyendo la memoria. El incremento del flujo sanguíneo cerebral al nadar contribuye a estos beneficios.
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El cóctel hormonal del nado: más que un simple ejercicio

El nado, una actividad física aparentemente sencilla, desencadena una compleja cascada hormonal que repercute positivamente en nuestra salud física y mental. A diferencia de otras disciplinas deportivas, la inmersión en el agua introduce un elemento único que modula la respuesta hormonal, ofreciendo beneficios distintivos. Si bien la lista completa de hormonas involucradas aún se encuentra en investigación, algunos de los actores principales son bien conocidos y sus efectos son fácilmente apreciables.

Más allá del simple gasto calórico, el nado estimula la liberación de serotonina y dopamina, dos neurotransmisores clave en la regulación del estado de ánimo. Estas “hormonas de la felicidad” son responsables de la sensación de bienestar, euforia y satisfacción que muchos nadadores experimentan tras una sesión en la piscina. La liberación de estas sustancias no es arbitraria: el aumento del flujo sanguíneo cerebral, facilitado por la actividad cardiovascular del nado, juega un papel crucial en este proceso. Un cerebro mejor irrigado recibe una mayor cantidad de oxígeno y nutrientes, creando un ambiente óptimo para la síntesis y liberación de estos neurotransmisores, lo que a su vez potencia la función cognitiva, incluyendo la mejora de la memoria y la concentración.

Pero la influencia hormonal del nado no se limita a la serotonina y la dopamina. El esfuerzo físico, aunque se realice en un medio de baja resistencia como el agua, promueve la liberación de endorfinas, potentes analgésicos naturales que reducen la percepción del dolor y contribuyen a esa sensación de calma y bienestar post-entrenamiento. Además, la inmersión en agua fría puede estimular la liberación de norepinefrina, una hormona que mejora el estado de alerta y la atención, siendo particularmente beneficiosa para personas con propensión a la fatiga o baja energía.

Finalmente, el nado, al ser una actividad de bajo impacto, no genera la misma liberación masiva de cortisol (la hormona del estrés) que otras actividades más intensas o traumáticas para las articulaciones. Si bien una pequeña elevación del cortisol es normal como respuesta al ejercicio, el nado permite mantenerla dentro de límites saludables, evitando el estrés crónico y sus efectos negativos.

En conclusión, la experiencia del nado es mucho más que una simple actividad física; es un proceso complejo que involucra la liberación de un cóctel hormonal benéfico para la salud física y mental. Desde la mejora del estado de ánimo hasta la optimización de la función cognitiva, la acción coordinada de neurotransmisores como la serotonina, la dopamina, y las endorfinas, sumada a la regulación del cortisol y la posible liberación de norepinefrina, hacen del nado una excelente herramienta para el bienestar integral. Investigaciones futuras, sin duda, profundizarán en la comprensión de esta compleja interacción hormonal, revelando aún más beneficios de esta actividad acuática.