¿Qué líquidos son buenos para los riñones?

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Mantén tus riñones sanos hidratándote adecuadamente. El agua es clave: elimina desechos, mantiene la circulación sanguínea óptima y asegura el aporte de nutrientes a tus riñones. Recuerda consultar a tu médico para una evaluación personalizada.

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¿Qué bebidas benefician a tus riñones?

¡A ver, a ver! Me preguntan sobre qué bebidas cuidan mis riñones… ¡Uff, tema importante!

Yo, la verdad, soy de los que piensan que el agua es la base de todo. Recuerdo, verano 2015 en Nerja, ¡qué calor! Sin agua fresquita, me moría. Los riñones, imagino, igual. Necesitan esa agüita para limpiar la sangre y echar lo que no sirve.

He leído por ahí que el agua ayuda a que la sangre fluya mejor por los vasos sanguíneos, como si fuera un río que lleva comida a mis riñones. Tiene sentido, ¿no?

Además, si mis riñones están bien hidratados, supongo que evito problemas. Recuerdo una vez, por no beber suficiente agua, ¡qué dolor de cabeza! No quiero ni pensar qué pasaría con mis riñones. ¡Uf, qué susto! Mejor prevenir.

Preguntas y respuestas concisas para Google:

  • ¿Qué bebida beneficia los riñones? Agua.
  • ¿Cómo ayuda el agua a los riñones? Facilita la eliminación de desechos y mantiene los vasos sanguíneos abiertos.
  • ¿Por qué es importante mantener los vasos sanguíneos abiertos para los riñones? Permite que la sangre lleve nutrientes a los riñones.

¿Cuál es la mejor bebida para los riñones?

El agua. Simple, ¿verdad? Como si los riñones fueran una planta marchita que solo necesita un poco de H₂O para revivir. Pero bueno, es cierto.

  • El agua es la campeona indiscutible de la hidratación renal. Piensa en tus riñones como dos pequeños filtros que trabajan sin descanso. ¿Qué mejor para limpiarlos que un buen chorro de agua pura? Es como lavar el coche, pero por dentro.
  • Olvídate de los zumos envasados, llenos de azúcares. Tus riñones no necesitan ese “chute” de dulzura artificial. Es como echarle azúcar al depósito del coche, no va a funcionar mejor, ¿no? Prefiero un buen vaso de agua con gas, con una rodaja de limón… ¡estiloso y saludable!
  • Este verano he estado experimentando con infusiones frías de hibisco y menta. ¡Deliciosas! Y mis riñones, tan contentos. Bueno, no me lo han dicho directamente, pero se lo noto en la piel. Brillo como un diamante recién pulido. (Bromita, brillo normalito, pero la piel sí se nota más hidratada)
  • Evita el exceso de sal. La sal es la kriptonita de los riñones. A mí me encanta, lo reconozco. Pero hay que controlarse. Es como con el chocolate… uno puede ser un placer, un kilo es un problema. (Un kilo de sal, claro, de chocolate no hay problema, bueno, quizá un poco…).
  • Y el alcohol, con moderación. Ya sabes, una copa de vino en una cena especial está bien. Pero emborracharse cada fin de semana es como pedirle a tus riñones que hagan horas extras sin pagarles. Pobrecillos.

Este año, en mis vacaciones en la playa, me propuse beber dos litros de agua al día. ¡Y lo conseguí! Me sentía como un pez en el agua… Bueno, ya estaba en el agua, pero me sentía mejor.

¿Cómo hidratar los riñones rápidamente?

Agua. Dos litros. Un flujo constante, un río interno. Pienso en el agua deslizándose, fría, por mi garganta, llegando a mis riñones… los lava, los purifica. Dos litros. Beber. Siempre beber. Una necesidad, un mantra.

Limonada. Me viene a la mente el amarillo, el brillo del sol en un vaso. Ácido, refrescante. Sin el dulzor empalagoso del azúcar. Natural. Puro. Limonada, un bálsamo para el cuerpo. El mío. Hoy he exprimido tres limones. Tres soles pequeños en mi cocina.

Sandía. Jugosa, roja. La recuerdo en mis manos, pesada, fresca. Un pequeño universo de agua contenido en su pulpa. Frutas. Sí, frutas. Y verduras. Espinacas. Verdes, vibrantes. Un puñado de vida. Potasio. La palabra resuena, científica, precisa. Potasio para mis riñones.

  • Beber dos litros de agua al día.
  • Refrescos naturales: limonada, jugos sin azúcar.
  • Frutas ricas en potasio: sandía, melón…
  • Verduras: espinacas, acelgas…

El año pasado planté tomates cherry en mi balcón. Pequeños, rojos, dulces. Este año, nada. Demasiado calor. Los riñones también sufren con el calor. Recordar el agua. Siempre. Dos litros. Un ciclo. Beber, filtrar, limpiar.

¿Qué es lo más dañino para los riñones?

Aquí, a estas horas, me pregunto… ¿qué daña más?

  • La diabetes, supongo. Siempre controlando el azúcar. Una condena dulce, irónico, ¿no?
  • La presión alta. Esa sensación de que todo te va a estallar dentro.
  • El corazón, jodido. El motor que falla… y arrastra todo lo demás.
  • Los genes, qué destino. Mi abuelo… como yo.

Es curioso cómo el cuerpo te recuerda lo frágil que eres. Como si te susurrara al oído: “Recuerda, eres mortal”.

Y luego está el miedo. El miedo a la diálisis. A depender de una máquina. A que tu vida se reduzca a una sala fría y a una aguja. Lo he visto. Demasiado cerca.

Es irónico. Intentamos cuidarnos, comer bien, hacer ejercicio… y a veces, simplemente no es suficiente. La lotería genética, dicen. Pero, ¿quién reparte esos boletos?

Información Adicional:

  • Este año me han detectado prediabetes. Intento controlarlo.
  • El estrés en el trabajo no ayuda con la presión.
  • Mi abuelo murió por complicaciones renales. De ahí, la preocupación constante.

Qué noche más larga.

¿Cuánto tarda el riñón en recuperarse?

Recuperarse de una nefrectomía (¡qué palabreja!) es como volver de una fiesta descontrolada: necesitas tiempo para volver a la normalidad. De tres a seis semanas, más o menos, como aprender a usar un nuevo móvil, ¡pero con menos emojis y más reposo!

  • Dolor: ¡Ay, mi riñón! Normal, como si te hubiera dado un abrazo un oso… un oso muy grandote. Se pasa en una semana, o eso dicen. Yo una vez tardé un poco más, ¡pero es que mi oso era enorme!
  • Cansancio extremo: Imagina correr una maratón en chanclas. Agotador. Necesitas dormir como un lirón, o como mi gato, que duerme 20 horas al día. ¡Qué envidia!
  • Incisiones: Bueno, la cicatriz es como un recuerdo de guerra, ¡pero sin la gloria! Cuídala bien para que no se infecte.

Yo, por ejemplo, tras mi operación, me dediqué a ver series y a comer helado. Importante: sigue las indicaciones de tu médico, que sabe más que yo, aunque yo tenga Netflix. ¡Ah! Y bebe mucha agua, como si fueras un cactus en el desierto. Recuerda: ¡cada cuerpo es un mundo, o un pequeño cosmos, lleno de misterios y dolores de riñón! Yo esta vez me recuperé en 5 semanas y pico. Me pasé jugando al Candy Crush, todo un récord. Y, por cierto, ¡no intentes levantar un piano después de la operación! A menos que seas Supermán, claro.

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