¿Qué pasa cuando no hay sensibilidad en los pies?

¿Qué pasa cuando no sientes tus pies? Ay, qué miedo, ¿verdad? A mí me pasó, y os lo cuento porque creo que es importante, no solo para mí, sino para todos. Empecé con un hormigueo raro, como si miles de hormigas diminutas me hicieran cosquillas, pero sin gracia, más bien…molesto. Luego, un entumecimiento, como si llevara calcetines de plomo. Al principio, lo achaqué al frío, a estar mucho tiempo sentada, a no sé qué… cosas que uno se inventa para evitar la verdad, ¿no?

Pero fue empeorando, hasta que llegó el día que me pisé un clavo. Un clavo. Y no lo sentí. Imagina. Fue una sensación… rara, como si algo me hubiera tocado sin tocarme, una falta de conexión brutal con mi propio cuerpo. ¿Cómo podía no sentir el pinchazo? ¡Un clavo! Me dio un vuelco el estómago.

Y ahí fue cuando empecé a preocuparme de verdad. Claro, a mí, que soy un poco hipocondríaca, me dio por pensar en lo peor. Después de mil películas de terror que pasaban por mi cabeza, fui al médico. Y ahí estaba, la explicación: posiblemente, neuropatía periférica. El médico me habló de la enfermedad arterial periférica, algo que afecta mucho más de lo que uno cree, sobre todo a los diabéticos. Me explicó que —y esto me lo dijo clarito— daña los nervios, y claro, la sensación se va, se pierde…

Me dio un montón de datos, cosas de “afecta al 10% de la población mayor de 65”, “el 70% de los diabéticos la desarrollan”… pero sinceramente, en ese momento, no me importaba la estadística, me importaba recuperar la sensibilidad en mis pies. ¡Quería volver a sentir el suelo!

Ahora estoy en tratamiento. Es un proceso lento, con altibajos, pero poco a poco voy recuperando la sensibilidad. Es una lucha, pero os lo digo con el corazón, no esperéis. Si notáis algo raro en vuestros pies, no lo dejéis pasar. No sea que, como yo, descubráis que algo no funciona bien. Id al médico. Ya os digo que merece la pena.