¿Qué pasa en el cuerpo cuando hay desorden hormonal?

¿Qué pasa en el cuerpo cuando las hormonas se vuelven locas? ¡Ay, qué pregunta! Porque, créeme, yo lo he vivido en carne propia. Recuerdo una época, hace unos años, en la que mi cuerpo era un completo misterio. Subía de peso sin comer más de lo normal, ¡incluso comiendo menos! ¿Cómo es posible? Me sentía totalmente desquiciada.

El desorden hormonal… es como una especie de caos interno, una guerra silenciosa que se libra en tu interior sin que te des cuenta. De pronto, te encuentras con cambios que te dejan desconcertada. A mí, por ejemplo, me dio por el estreñimiento, ¡días y días! Luego, ¡zas!, diarrea. Era un sube y baja en mi sistema digestivo que me tenía agotada, de verdad.

Y la sensibilidad al calor… uf. Pasaba de estar congelada a sudando a mares en cuestión de segundos. Era como si mi cuerpo no supiera qué temperatura quería tener. Recuerdo una vez que fui a una fiesta y me cambié de chaqueta tres veces en una hora. ¡Qué ridículo! La gente me miraba raro, ¡claro! Me sentía un poco… extraterrestre.

Luego está el tema muscular. De repente, sentía como si mis músculos se hubieran debilitado, y las articulaciones… ¡Dios mío, las articulaciones! Dolores y una inflamación que me hacía sentir como una anciana de 80 años, ¡y yo tenía solo 30! Hasta me costaba levantarme de la cama algunas mañanas. Recuerdo que un médico, un encanto por cierto, me dijo que eso era común con los desajustes hormonales. Y no es broma, es muy común. He leído estudios, que dicen que un porcentaje altísimo de mujeres sufren de esto… ¡un porcentaje altísimo! Pero, bueno, al menos no estoy sola, ¿verdad?

En fin, cambios de peso inexplicables, problemas digestivos, sensibilidad térmica extrema, debilidad muscular y dolor articular… son solo algunos de los síntomas. Cada persona lo vive de una manera, pero la sensación de que algo anda mal… esa es universal. Y es horrible. Por eso, si notas algo raro, ¡no te quedes callada! Habla con un doctor. Porque aunque a veces parezca un lío sin solución, hay ayuda y hay maneras de controlarlo, y, créanme, una merece sentirse mejor.

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